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Aportes para la agenda de México durante y después de la pandemia
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Foto de Héctor Guerrero/El País

La crisis sanitaria, económica y social por el COVID-19: una visión desde Chihuahua

 
Pbro. Camilo Daniel Pérez

Párroco de Ciudad Madera, Chihuahua[1]

 

 

 

Introducción

Esta pandemia ocasionada por el COVID-19, que repentinamente nos ha hecho cambiar nuestra forma de vida, seguramente nos lleva a unos cuestionamientos de fondo que ya un historiador judío, Yuval Noah Hariri, hace a lo largo de sus dos exitosos libros, “De animales a dioses” y “Homo Deus”: ¿Cuál es el sentido de la humanidad? ¿Qué significado tiene la vida y la de todo ser viviente? ¿Hacia dónde queremos caminar como humanidad? Somos más poderosos, dice este historiador, de lo que nunca fuimos, pero tenemos muy poca idea de qué hacer con todo ese poder. Nadie sabe a dónde vamos. ¿Cuál deberá ser nuestro estilo de vida de ahora en adelante?

Aunque desde mi punto de vista, los dos libros de este historiador tienen un cierto sabor de pesimismo, sus cuestionamientos adquieren enorme relevancia ante la pandemia que estamos sufriendo.

 

¿Quiénes son los responsables de esta pandemia?

Las respuestas a esta pregunta pueden ser de las más variadas y de las más insólitas y fantasiosas porque sólo tienen el límite de nuestra imaginación y pueden darle material a Netflix como para cinco, diez o más temporadas. Mi interés no está en ello, ni tampoco en una investigación científica o periodística o legal o detectivesca.

Más bien lo que quiero resaltar es que, por una cierta inclinación natural que tenemos casi siempre, buscamos un chivo expiatorio a quien echarle la culpa de todos nuestros males. Así, llegamos a decir que este mal de la pandemia se debe a un castigo de Dios o se debe a que los chinos comen de todo lo que se les ocurre, o que es obra de un demonio o hechizo. Precisamente la agresión a nuestros agentes sanitarios (médicos/as, enfermeros/as) no solamente brota de la ignorancia, sino de esta mentalidad de buscar chivos expiatorios que nos sirven para lavarnos las manos como Poncio Pilato.

En mi argumento, me ayudan estas frases del Papa Francisco: “Habíamos continuado imperturbables, pensando en mantenernos siempre sanos en un mundo enfermo”. Ha habido connotados ambientalistas que, desde hace tiempo, habían avisado que “el saqueo y el pillaje del medio ambiente podrían tener consecuencias sanitarias nefastas”. Además, ya habíamos tenido epidemias recientes como el SARS de 2002, la Gripe Aviar de 2005, la Gripe Porcina de 2009, el Síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS) en 2012, el ébola y el VIH-SIDA del África. Todas estas epidemias ya eran un aviso, un anticipo de lo que estaría por venir, pero toda nuestra atención estaba más bien en lo económico, en los mercados y en la bolsa de valores.

Entre el grito de los pobres surge ahora esta pandemia como el grito de nuestra “oprimida y devastada Tierra”. En las cumbres de líderes mundiales, solo ha importado la tecnología y el dinero. Las investigaciones científicas han estado subordinadas a cuestiones políticas y financieras, pero no al asunto de la salud. Así lo ha denunciado claramente la jovencita sueca Greta Thunberg. Puedo afirmar, sin temor a equivocarme, que todos y todas somos responsables de una u otra manera de esta pandemia del COVID-19.

 

Consecuencias del confinamiento

El COVID-19, al obligarnos a refugiarnos en nuestras casas desorientados, asustados y temerosos de ser contagiados, ha desnudado y dejado al descubierto nuestro engreído sistema de vida. Ha puesto al descubierto nuestra fragilidad y torpeza. De nada sirven las armas más sofisticadas ni los mejores ejércitos, ni las técnicas más avanzadas, ni los inventados superhéroes para evitar el contagio. Estamos escondidos como lo hacían los neandertales y los homo sapiens en sus cuevas hace 70,000 años. Hemos tenido que recurrir a técnicas de siglos atrás como el uso del jabón, por cierto descubierto por los romanos. Ninguna nación, ni organismos internacionales han sido capaces de liderar para salirle adelante a esta pandemia. La descoordinación es brutal y se ha puesto al descubierto un sistema mundial sanitario colapsado, La salud ha sido considerada como una mercancía, quedando los grupos marginados más expuestos a la infección.

Ha quedado en claro que el motor principal del conglomerado humano es la “economía del descarte”. Por ello, fácilmente ha habido expresiones muy cuestionables desde la ética como: “Los abuelos deberían sacrificarse y dejarse morir para salvar la economía”.

Esta pandemia ha revelado las desigualdades ocultas de la sociedad. Ha mostrado también a los héroes y mártires de la sociedad. Digna de mencionarse es la solidaridad de Cuba apoyando con más de 30,000 médicos a diversos países. La “infodemia” ha hecho su agosto. También el mundo digital se ha disparado como nunca. Zoom pasó de 10 a 200 millones de usuarios. No se diga Google, Amazon, Facebook o Netflix.  En algunos países, las políticas de austeridad han sido un verdadero “austericidio”. Muchos productos han ido a la baja: el petróleo, el níquel, el cobre, el algodón, el cacao, etc.

El COVID-19 ha desnudado a políticos y gobernantes incompetentes, a partidos y congresos sin creatividad, incapaces de generar acuerdos privilegiando sus intereses particulares, dejando a un lado el interés general y humanitario de sanidad. No se han logrado acuerdos entre los empresarios y el gobierno federal. Las religiones y sus líderes religiosos, salvo honrosas excepciones, por estar sumidos en la autocomplacencia y en el cuidado ostentoso de la liturgia, se perciben ajenos a toda problemática e incapaces de aportar ideas y recursos ante la emergencia humanitaria que vivimos.

 

Propuestas

Solidaridad con la especie humana

Sabemos que somos la especie humana en el conjunto de otras especies. Lo sabemos pero no tenemos conciencia de ello. El COVID-19 nos ha hecho caer en la cuenta que la vida de cada una y cada uno de nosotros depende del cuidado que cada uno/a tenga de los demás… mi vida no sólo depende de los que están cerca, sino también de los que están lejos sean japoneses, chinos, árabes, españoles, italianos… y la vida de ellos depende de mi comportamiento… somos la especie humana que de sus propios miembros reclama solidaridad para sobrevivir y especialmente solidaridad con los más vulnerables. Además, la solidaridad de la especie humana debe tenerse con las demás especies. Está en juego la cuestión ecológica. Por el bien de la Tierra ojalá se recapacite y verdaderamente se promuevan energías limpias y renovables en nuestro país, ahora que parece que están cuestionadas por el gobierno federal. “Somos olas de un mismo mar, hojas de un mismo árbol, flores de un mismo jardín” (Contenedores venidos de China).

 

Aspecto económico

a) Cambio urgente del modelo económico actual por una economía social, solidaria, humana, justa y equitativa. Es importante que optemos por producir suficiente para vivir dignamente y dejemos a un lado la producción de lo superfluo e innecesario que solo fomenta el consumismo. Aboguemos también por una economía regionalizada, “glocalizada”, potenciemos el trueque, pensemos en el uso de monedas alternativas si es preciso. Propiciemos y apoyemos a las empresas con sentido social, como lo son las cooperativas.

b) Creo que se deberán posponer inversiones que se llevan muchos recursos como el Tren Maya, el ferrocarril transístmico, la refinería de Dos Bocas, entre otras, para canalizarlas a las poblaciones más afectadas. Tengamos en cuenta que 6 municipios de Chihuahua se encuentran entre los 20 más pobres del país: Batopilas, Morelos, Guachochi, Guadalupe y Calvo, Urique y Maguarichi. Además, en Ciudad Juárez tenemos el mayor núcleo de población en extrema pobreza del Estado.

c) Hay que seguir luchando por una efectiva coordinación entre los gobiernos federal, estatal y municipios para que se deje de manejar de una manera tan dispersa los recursos. Es muy importante la formación de comités mixtos gobierno-empresarios-sociedad civil para la asignación y seguimiento de los apoyos.

 

d) Ante la aguda crisis que viene, es importante la formación de bancos de alimentos, un programa de empleo temporal para capacitar y contratar promotores y promotoras de la salud y de la alimentación, dotación de semillas de hortalizas y entrega de folletos sobre el cultivo de huertos de traspatio, de azotea, etc. No debemos olvidar que hay cientos de familias que sobreviven por los trabajos y empleos informales. En América Latina, son 140 millones de habitantes que viven de la informalidad, de acuerdo a cifras de la OIT.

Aspecto sanitario y de salud

a) Hay que luchar de ahora en adelante para que los sistemas de salud sean públicos, universales y gratuitos, comenzando porque la vacuna contra el COVID-19 sea un bien público, mundial, sea gratuita y accesible para toda la humanidad.

b) Se deberá atender cuanto antes la bajísima infraestructura hospitalaria que hay en nuestra región de Madera, Temósachic, Matachic.

c) Nos debe preocupar la situación especial de Ciudad Juárez, pues al menos tres de cada cuatro fallecimientos en el estado se da en esa frontera y dos de cada tres casos de contagio. Gran parte de estos fallecimientos provienen de la industria maquiladora. Esto debe atenderse con especial cuidado.

d) Es importante el apoyo psicosocial en estos tiempos de la pandemia sobre todo porque se ha constatado el aumento de la violencia intrafamiliar en un 58% en los meses de confinamiento, según datos que proporcionan algunas organizaciones de mujeres. Además, se han exacerbado los sentimientos de angustia, ansiedad, frustración e impotencia.

 

Un nuevo pacto político, social y fiscal

Es urgente un nuevo pacto político, social y fiscal. Es indispensable contrarrestar la tentación de los gobiernos volverse absolutos y autoritarios después de la pandemia. Una preocupación en muchos sectores es la creciente militarización de México. Por otra parte, urgen acuerdos entre los diversos sectores públicos y privados para afrontar la situación tan precaria que se tendrá en los próximos años. Además, deberá revisarse a fondo la relación republicana que deberá existir entre gobierno federal, los estados y los municipios. En dicha relación es necesaria una revisión más justa y equitativa de las participaciones fiscales.

[*] Exdirector de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, activista de derechos humanos. 

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