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4. La economía mexicana en perspectiva

Foto de Carlos Aranda vía Unsplash

Nearshoring, oportunidad para nuevo momentum en México

Francisco Alvarado

Iniciativa Ciudadana

 

 

 

 

Durante al menos las últimas dos y media décadas, Estados Unidos y países de Europa tenían como referentes de inversión potencial a China y a los países asiáticos como destinos más atractivos para instalar sus empresas al ponderar como factores principales para ello los bajos costos de producción y de mano de obra. Sin embargo, actualmente estas variables han dejado de ser determinantes, dadas las distancias y el desarrollo económico alcanzado por esos países, a lo que se sumaron las complicaciones para establecer los precios del petróleo en un nivel que permitiera planear en el mediano plazo. Estos fueron elementos que indujeron a las empresas globales a sondear nuevos esquemas para lograr lo que se ha denominado economías de escala.

En ese tenor, la pandemia del COVID-19 -y sus secuelas sanitarias, políticas y económicas- sacó a flote algunas fallas en las cadenas de suministros y los procesos de producción que antes de la emergencia sanitaria eran imperceptibles frente a la regularidad con la que las economías se desenvolvían. Además, el contexto internacional producto de la guerra entre Rusia y Ucrania -que se convirtió en un conflicto que dejó en evidencia el peligro de depender de proveedores energéticos que pueden utilizar el comercio como arma política-, y las tensiones geopolíticas entre Estados Unidos y China dieron un notable impulso al denominado nearshoring, como una práctica económico-comercial con la que varios gobiernos en el orbe buscan optimizar las cadenas de suministros.

En su concepción básica, el nearshoring es una estrategia de externalización por la que una empresa transfiere parte de su producción a terceros que, a pesar de ubicarse en otros países, están localizados en destinos cercanos. Generalmente, son las empresas transnacionales las que establecen sus procesos de fabricación, ensamblaje o proveeduría en el país o Continente en el que los va a comercializar, con el objetivo de reducir interrupciones operativas, garantizar la disponibilidad de los suministros durante el proceso de fabricación; y facilitar el traslado de los productos terminados al mercado meta para su comercialización.

El caso de México

En este rubro, México se ha posicionado como un país atractivo para aquellas compañías que desean relocalizar sus operaciones en la región, debido a que el país está estratégicamente posicionado, con una localización geográfica que varias empresas foráneas consideran que no puede desaprovecharse.

Si bien la relocalización de fábricas puede llevar varios años, el aumento de la migración de la manufactura hacia México comenzó después de la pandemia, su reposición y recuperación económica impulsaron el comercio exterior con alternativas orientadas a optimizar las cadenas productivas, en las que el factor nearshoring es una de las soluciones más ventajosas para varias empresas que tienen en México un centro de producción tercerizada y de solución para agilizar las cadenas de producción y de destino de productos varios.

Y como las firmas globales, mayoritariamente las de países asiáticos, buscan la mejor puerta de entrada de sus productos al mayor mercado del mundo, es decir los Estados Unidos, la principal de éstas destaca la puerta que significa México. La razón, porque México figura como un territorio atractivo para la relocalización de las cadenas productivas, gracias a la cercanía que tiene precisamente con uno de los principales mercados a nivel mundial.

Esa condición hace de México un destino natural para el nearshoring, que paralelamente puede reorientar el rumbo de la economía porque genera empleos, inversión extranjera, infraestructura y desarrollo. Luego, el mayor atractivo de México es que comparte 3,152 kilómetros de frontera terrestre con Estados Unidos. Los estados fronterizos de México con ese país son, por el momento, uno de los mayores atractivos para la relocalización de empresas foráneas. Actualmente, Nuevo León es una de las entidades más beneficiadas en inversión extranjera, principalmente proveniente de Asia y otras partes del mundo con el nearshoring. Así lo confirma el reciente anuncio de la empresa automotriz Tesla de instalar su Gygafactory en ese estado norteño, que será destino de una inversión proyectada de 10,000 millones de dólares.

Lo anterior confirma que México ha ido ganando terreno gradualmente y se encuentra actualmente con un escenario totalmente favorable para que más empresas en Estados Unidos adopten el nearshoring y concentren su actividad económica y comercial en el país. Adicionalmente, debido a que se mantiene el conflicto armado entre Rusia y Ucrania en Europa, así como la tensión comercial entre China y Estados Unidos, la permanencia de los altos costos de producción por la inflación, y, en general, la continuidad en las interrupciones en las cadenas de abastecimiento y logística, ha obligado a muchas empresas a migrar sus líneas de producción desde Asia a México.

Sectores que lideran la estrategia de nearshoring

Si bien, la mayoría de los análisis destaca que uno de los sectores que está liderando el nearshoring es el automotriz, también es preciso mencionar que México tiene muchas otras oportunidades para atraer inversiones en sectores clave como la agroindustria, el farmacéutico, el transporte, el almacenamiento y la logística en equipos de cómputo y cables, electrónicos y electrodomésticos, y hasta el desarrollo de software, diseño industrial o capital humano. En esos sectores, son corporativos españoles, suizos, alemanes, estadounidenses y de otras partes del mundo los que están apostando por la relocalización o ampliando su manufactura en México con el objetivo de enviar sus productos al mercado de Estados Unidos. De acuerdo con datos de la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin) hay al menos unas 400 empresas interesadas en instalarse en México a causa del nearshoring.

En ese sentido, los países que ven en México un destino ideal para el nearshoring sin duda ponderan las ventajas del país como lo son: la mano de obra calificada de bajo costo, con un concepto de calidad equiparable al de Japón, China u otro país del mundo. Además, el costo de esta mano de obra es un 50% o un 40% más barato que en Estados Unidos. Las ventajas del Tratado Comercial México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) que facilita el comercio trilateral, así como el atractivo de México de tener 14 acuerdos comerciales con 46 países, lo que hace que sea visto también como la antesala al mercado de Europa y de Sudamérica. La importancia de las grandes industrias de manufactura que representan cerca del 90% de las exportaciones de México hacia Estados Unidos. La existencia de una infraestructura carretera, aduanera, ferroviaria, portuaria y aeroportuaria. De estas ventajas, cabe resaltar la existencia de la mano de obra joven en México, puesto que más del 57% de las personas tienen menos de 34 años, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), lo que para muchas empresas significaría aprovechar el “bono juvenil” del país para potenciar su crecimiento y competitividad.

Retos internos por atender a nivel federal y estatal

Y si bien México es ya un atractivo para las empresas y las inversiones, también lo es que existen ciertos puntos en los que el gobierno federal y los estatales tienen que trabajar para aprovechar al máximo la tendencia de la relocalización de las plantas de producción. Entre los aspectos en los que el gobierno federal tiene que resolver de manera prioritaria está el tema energético, además de otros rubros como el acceso al agua, drenaje, un manejo adecuado de todo tipo de desperdicios, el acceso a una buena red de carreteras y ferroviarias, e instalar centros para la capacitación de la mano de obra.

Otro rubro para que México aproveche al máximo la llamada “oportunidad de oro” que le significa el nearshoring es implementar una política industrial nacional y transexenal, que tenga como propósito que las autoridades y los gobiernos sienten las condiciones necesarias para atraer inversiones potenciales y corregir puntos clave que permitan a las economías estatales y regionales obtener beneficios reales en la población. Ello exige dejar atrás la renuencia de gobiernos anteriores para no impulsar una política industrial, que en el pasado inhibió el desarrollo, la innovación y la competitividad del país y su industria. El nearshoring obliga, entonces, a una actualización de los ejes transversales que den forma a una política industrial, es decir, que se privilegie la innovación, las tendencias científico-tecnológicas, la formación de capital humano para las nuevas tendencias, la promoción de contenido regionales, y el encadenamiento de Micro, Pequeñas y Medianas empresas e industrias sostenibles y sustentables.

Además, es un imperativo para el gobierno federal reconocer de nueva cuenta que hacia el interior del país las economías corren a velocidades diferentes, pues es un hecho que existe un Norte y un bajío más desarrollados, con mano de obra calificada y mejores servicios, pero un Sur que enfrenta rezagos en desarrollo económico y social y prácticamente la ausencia de las grandes empresas que impulsen un crecimiento equiparable o, al menos cercano, al del Norte y Centro del país. Ello confirma el porqué, no todas las regiones del país se han visto beneficiadas por el nearshoring, pues según datos de CBRE -empresa líder a nivel mundial en consultoría, comercialización y servicios inmobiliarios- la zona de Monterrey concentra el 50% de las inversiones, seguida por Saltillo con el 11%, Mérida con el 6%, la capital de Chihuahua y Ciudad Juárez suman el 7%, la Ciudad del México el 7%, San Luis Potosí con el 6%, y Guanajuato con un 3%. Esta situación ilustra con nitidez la ya consabida existencia de “Los tres México”, y que es un referente para homogeneizar el desarrollo de enclaves estratégicos para la instalación de plantas e inversiones asociadas al nearshoring.

Un aspecto toral es el de los procesos burocráticos. En ese sentido, se precisa el fomento de un escenario propicio para el arribo de nuevas empresas al país, a través de acciones como la agilización de trámites. Ello es crucial, pues gran parte de las compañías que planean relocalizarse en México realizan un análisis de su panorama de mercado, en el que calibran el número de requisitos administrativos para iniciar actividades que varía de sector a sector. Además, antes de invertir en un país o región, esas empresas e inversionistas requieren certidumbre y certeza de que las reglas del juego no van a cambiar, seguridad jurídica, Estado de derecho y estrategias gubernamentales económico-comerciales con visión de mediano y largo plazos.

Aunque en los días que corren prevalece un entorno de incertidumbre en lo que se refiere a la economía global para el año 2023, es también relevante destacar que un gran número de industrias de diferente actividad productiva continúan en franca expansión y buscan aprovechar las oportunidades que toda crisis trae consigo, pues como se ha visto históricamente, en los momentos de mayor crisis es donde surgen oportunidades de grandes negocios y el nearshoring es una oportunidad que se le presenta a muchos países, entre ellos México.

En ese panorama, el país inicia 2023 con una perspectiva económica diametralmente opuesta a lo que fueron los dos años anteriores marcados por la contingencia sanitaria. En lo inmediato, México debe adaptarse y avanzar con paso firmes ante lo que para algunos analistas significará concretar el “Momento México” y colocar al país y a la economía mexicana en un plano de simetría entre las economías avanzadas del planeta.

Con el nearshoring, México tiene una oportunidad con fecha de caducidad para crear entre 2 y 4 millones de empleos a más tardar en el 2030; atraer entre 30,000 y 50,000 millones de dólares anuales de Inversión Extranjera Directa (IED) adicionales a lo registrado actualmente; incrementar entre 1.5 y 2.5% el PIB; y elevar entre 15% y 30% su productividad.

Es el momento de México para emprender una profunda transformación nacional que detone el desarrollo integral del país en las próximas décadas. En la actual coyuntura existe el convencimiento de que el nearshoring es una ola que seguirá creciendo, y en la que México tiene la oportunidad de montarse so riesgo de perder el tiempo y las nuevas circunstancias económicas de relocalizarse entre las principales economías globales.

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