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4. Asuntos de la salud en México

Foto de Arthur Tumasjan vía Unsplash

La revolución de las batas blancas renace desde las y los médicos en formación

 
Andrés Castañeda Prado

Coordinador de la causa de Salud y Bienestar en Nosotrxs

@castanedaprado

Frida Romay Hidalgo 

Jefa de la causa de Salud y Bienestar en Nosotrxs

@FridaRomayHgo

 

 

 

Quienes escribimos este artículo, no somos médicas[1] en formación pero sí somos personas que hemos tenido el privilegio de acompañar -  en la defensa de sus derechos- a cientos de estudiantes de medicina - de todas las etapas- de diferentes instituciones de educación superior distribuidas en todo el país. Y en ese acompañamiento nos hemos dado cuenta de las múltiples vicisitudes a las que se enfrentan, la gran mayoría, de quien decide seguir el camino del estudio del cuerpo humano y el cómo curarlo.


En México de acuerdo con los datos más recientes de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES) 2020-2021, se registraron 181,488 estudiantes de medicina – desde licenciatura hasta subespecialidad-.  Llama la atención que son las mujeres quienes más siguen el camino de la medicina. Como muestra la gráfica 1, en el histórico a partir del 2017, la matrícula de los hombres no supera los 80 mil inscritos, mientras que las mujeres reportan como mínimo 83 mil matrículas y un máximo que supera los 100 mil; asimismo la tendencia es a la alza. Esta tendencia va a la par con los datos globales, ya que de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, las mujeres representan el 70% del personal sociosanitario, pero solo el 25% ocupa puestos de liderazgo o de tomadoras de decisiones[2].

 

Gráfica 1. Total de estudiantes en medicina por año (2017-2021), según el sexo del estudiantado 

Fuente: Elaborado por Nosotrxs con base en los Anuarios Estadísticos de Educación Superior (ANUIES), 2017-2021.

 

Casi 200,000 personas se están formando para brindar servicios de salud y realizar acciones preventivas para mejorar la  personas que viven en nuestro país; sin embargo, su experiencia formativa y laboral, es muy inequitativa ya que hay diversos factores externos que influyen en el proceso educativo de las y los estudiantes de medicina. Estudiar medicina en el estado de Chiapas no es lo mismo que estudiar medicina en la Ciudad de México, y eso a mediano y largo plazo tiene un impacto no sólo en la formación de las y los médicos sino también en la salud de la población a la que atienden. Los factores que hacen que la experiencia formativa diste mucho dependiendo del lugar geográfico o el campo clínico en el que laboran van más allá de cuánto gane o cuánto estudie el estudiante; no son factores individuales per se sino más bien factores influenciados por los determinantes sociales de la salud que se definen como las circunstancias en que las personas nacen crecen, trabajan, viven y envejecen, incluido el conjunto más amplio de fuerzas y sistemas -políticos, jurídicos, económicos, culturales, etc.-  que influyen sobre las condiciones de vida de las personas. 

Se definen a las y los médicos en formación aquellas personas que estudian medicina no importando la etapa formativa en la que se encuentren: licenciatura, internado de pregardo, pasantía de servicio social, o residencia -especialidad o subespecialidad-.  Este grupo desde hace varias generaciones ha sido víctima de un sistema vertical y violento, en el que quienes pertenecen a los eslabones de menor jerarquía son quienes sufren más violencias - de diversa índole- por parte de sus superiores tanto dentro de las instituciones de educación superior como en las sedes hospitalarias o de atención médica en la que prestan sus servicios. En muchas ocasiones, han callado pero no siempre ha sido así. 

Ha habido momentos en los que se han organizado y han hecho eco de la exigencia de sus derechos, una de estos fue la huelga médica de 1964-1965 también conocida como revolución de las batas blancas, que fue impulsada por la Sociedad de Médicos, Residentes e Internos en la que se congregaron a más de 30 mil estudiantes en sus batas blancas que salieron a las calles para manifestarse en la búsqueda de la reincorporación de médicos a sus lugares de trabajo, mejores salarios, pago de sus primas vacacionales, y otras demandas para tener condiciones dignas de trabajo y formación.[3] También ha habido movimientos más recientes como #PorUnaResidenciaDigna en 2019, en el que originó la Asamblea Mexicana de Médicos Residentes (ANMR), y unos meses después en enero de 2020, se conformó el Colectivo de Médicxs en Formación (Colectivo MeF), impulsado por Nosotrxs, con la  Asociación Mexicana de Médicos en Formación A.C. (AMMEF), Asamblea Nacional de Médicos Residentes (ANMR), Asociación de Residentes del Hospital General de México (ARHGM), Asamblea Mexicana de Médicos Internos de Pregrado (AMMIP) y Asamblea Mexicana de Médicos Pasantes de Servicio Social (AMMPSS). Desde su consolidación en el Colectivo MeF luchamos por garantizar el cumplimiento de los derechos  de todas las personas que estudian medicina, teniendo como principal objetivo el darles las herramientas y el acompañamiento para tomar el control democrático que tienen como ciudadanía.

En este año ha habido dos momentos detonantes de la nueva revolución de las batas blancas. El primero fue en julio 2022 con el lamentable asesinato del pasante Erick David Andrade en Durango, por el cual surgió el movimiento #PorUnServicioSocialSeguro, en el que miles de estudiantes de medicina formaron asambleas en varios estados de la República y con el acompañamiento del Colectivo MeF se lograron establecer espacios de diálogo con autoridades tanto de las instituciones de educación superior y de los poderes ejecutivo y legislativo.  Uno de los logros más importantes fue el haber sentado en una misma mesa a tomadores de decisiones, legisladores, expertos en derechos sanitario y lideresas médicas en formación en el Foro “El presente y futuro del servicio social en medicina” celebrado el 5 de octubre del 2022 en la Cámara de Senadores.

El segundo fue el 18 de octubre del 2022 con la privación de la libertad del médico interno de pregrado del Hospital 1º de Octubre del ISSSTE, Fernando Villalobos, y se originó el movimiento #JuntosSomosMás por un internado médico digno. Este suceso demostró la falta de conocimiento de las condiciones formativas a las que se enfrentan las médicas en formación en el país, como son falta de insumos, medicamentos, respaldo institucional, estigmatización de su labor, entre otras. En esta ocasión cientos de médicas y médicos internos de pregrados se organizaron en sus sedes para ser partícipes del paro nacional que se celebró el 23 de octubre, que fue el Día de las médicas y médicos. Eligieron ese día para visibilizar la necesidad de continuar e impulsar la Revolución de las batas blancas, la cual es una protesta ante la falta de protección y garantía, por parte de las autoridades correspondientes,  de los derechos humanos de quienes estudian medicina.  Esta revolución es necesaria para la redignificación de quienes laboran en el área de la salud y siguen siendo violentadas y violentados. La estigmatización de las personas que estudian medicina en México es una estrategia que perpetúa, válida y multiplica las dinámicas de violencia que afectan tanto a las y los profesionales sociosanitarios como a las y los pacientes, lo cual fomenta el abandono institucional por parte de las universidades y las instituciones de salud,  y vicia la imagen colectiva que se tiene del profesional de la salud.

 

Las personas que estudian medicina en México se enfrentan a violaciones sistemáticas a sus derechos desde hace muchos años. Algunas de ellas son la violencia externa (secuestros, asesinatos, extorsiones) e interna (bullying, acoso y hostigamiento), retraso en el pago de becas, malas condiciones para laborar, falta de supervisión, etc.  Muchas de las problemáticas son compartidas en todas las etapas formativas de quienes estudian medicina, es por ello que también ahorita estamos acompañando a las y los residentes para que se conforme la Asamblea Nacional de Médicos Residentes, para el año 2023, que luchará por la exigencia del cumplimiento de los derechos de todas las personas que están cursando una especialidad o subespecialidad en México. Creemos firmemente que construir narrativas comunes como Colectivo de Médicxs en Formación nos ayudará para que entre todas y todos logremos la incidencia deseada para transitar a la transformación necesaria de la formación de los recursos humanos en salud.

Sabemos que varias de las exigencias no se resolverán al momento, y tomará meses o inclusive años para que puedan cumplirse a cabalidad. No obstante, Nosotrxs no quitaremos el dedo del renglón y seguiremos sumando esfuerzos #EnBola con las principales organizaciones de estudiantes de medicina, de forma organizada y coordinada, para hacer eco de las exigencias de las y los estudiantes de medicina, de todas las etapas formativas, a lo largo de todo el territorio nacional.

Notas: 

 

[1]  Para este texto se hace el uso del genérico singular y plural femenino “médica(s)”  para referirse al conjunto global de estudiantes, ya que son ellas quienes representan la proporción mayoritaria de este  grupo. No obstante, el colectivo desde su nombre usa el término de "médicxs" como un término que nos incluye a todas y todos:  a  las médicas, médicos y cualquier género en el que se autoidentifique cada estudiante de medicina.  
 

[2] OMS. 10 cuestiones clave para garantizar la equidad entre hombres y mujeres en el personal sanitario mundial. Disponible en: https://www.who.int/es/news-room/feature-stories/detail/10-key-issues-in-ensuring-gender-equity-in-the-global-health-workforce

[3] Treviño-Becerra et. al. Cincuentenario del Movimiento Médico en México (1964-1965). Gac Med Mex. 2017;153:255-72. 

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