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4. Flujos migratorios y derechos humanos
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La caravana de las madres centroamericanas: duelo personal y agravio político*

Linn Biörklund

Investigadora, Centro de Estudios para los Refugiados, Universidad de York  Canadá

 

 

*Este material fue originalmente publicado en inglés con el título Central America’s caravan of mothers: Personal grief and political grievance. Disponible aquí. Se tradujo para nuestra revista con el permiso de la autora.

El 10 de mayo de 2022, Día de la Madre en México, madres centroamericanas y mexicanas en busca de sus hijos desaparecidos marcharon por las calles de la Ciudad de México.

Exigieron respuestas al presidente Andrés Manuel López Obrador y están reclamando justicia para sus seres queridos que sufren violencia en la frontera vertical, una frase que hace referencia a la forma en que la frontera entre Estados Unidos y México se ha extendido por todo el territorio mexicano para bloquear a quienes emigran desde Centroamérica. 

Más allá de su objetivo de encontrar o al menos saber qué pasó con sus hijos e hijas, lloran y protestan colectivamente por las brutalidades que están experimentando en México las personas migrantes en busca de seguridad y protección. 

Desapariciones de migrantes

Las desapariciones de migrantes de Centroamérica en México se cuadruplicaron en 2021. Esta es una consecuencia directa de la vigilancia que ha ido perfeccionando México para controlar los flujos de migrantes no deseados y también está directamente relacionada con las políticas migratorias de externalización selectivas y racistas de los Estados Unidos y Canadá.

En los últimos años, he atestiguado los resultados de una asombrosa cantidad de secuestros, detenciones arbitrarias, encarcelamientos y violencia de género en la región. Los grupos defensores de los derechos de las mujeres y activistas en México enfatizan que el gobierno está supervisando y ocultando activamente la situación. 

Estos grupos argumentan que las tasas excepcionalmente altas tanto de feminicidios como de impunidad para sus perpetradores, junto con los esfuerzos para contrarrestar a las organizaciones feministas, son parte del patriarcado histórico de México y de la violencia estatal racial estructural. 

Recientemente se estableció el Centro Nacional de Identificación Humana para mejorar y centralizar la búsqueda de personas desaparecidas. Se ha celebrado la creación del centro, aunque se desestima el hecho de que se estableció sin presupuesto, así como el papel que juega el propio Estado en muchas de las desapariciones.

Los datos recopilados recientemente por la Comisión Nacional de Búsqueda indican que 100,000 personas figuran oficialmente como desaparecidas en México. Las madres y los grupos que apoyan su búsqueda creen que el número real, que crece a diario, es mucho mayor, mientras que los esfuerzos para encontrar a las personas desaparecidas son, en gran medida, inadecuados.

La caravana de madres más reciente

En mayo de 2022 acompañé a la XVI Caravana de Madres de Centroamérica en su recorrido por cuatro estados de la República Mexicana, organizada para llamar la atención y demandar acciones por sus hijos desaparecidos.

La marcha final en la Ciudad de México puso fin a una larga lista de acciones políticas realizadas en múltiples ciudades en el marco de la caravana de este año, realizada en coordinación por el Movimiento Migrante Mesoamericano, Puentes de Esperanza y comités nacionales de búsqueda de Honduras, El Salvador y Guatemala. 

Algunas de las madres han participado en la caravana desde que se estableció por primera vez en 2005. Otras, cuyas hijas e hijos han desaparecido en los últimos años, se unieron por primera vez, porque la pandemia de COVID-19 y las restricciones de viaje relacionadas les impidieron iniciar su búsqueda antes. 

Portando retratos de sus hijos desaparecidos, más de 60 madres y otros miembros de la familia mostraron públicamente su dolor y sus quejas políticas. En palabras de la feminista comunitaria, indígena maya xinka Lorena Cabnal, “acuerpar” implica, por un lado, tomar acción personal y colectiva a través del encuentro de madres indignadas por las injusticias que viven sus hijos y, por otro lado, generar presión política. La cercanía y la indignación colectiva se traducen en revitalización y fuerza nueva.

Como me dijo una de las madres:

Esta lucha de agravio y esperanza compartida desplaza momentáneamente mi dolor. Me da fuerzas para continuar la búsqueda y denunciar la violencia sistémica hacia las personas migrantes. 

El poder de las madres

Emplear el maternalismo en las protestas políticas no es único, sino algo visto en América Latina y otras partes del mundo a lo largo de la historia. Esto incluye madres que buscan a sus hijos migrantes desaparecidos en Túnez, madres afroamericanas que denuncian la brutalidad policial que ha resultado en el asesinato de sus hijos en los Estados Unidos y familias que exigen respuestas sobre mujeres y niñas indígenas desaparecidas y asesinadas en Canadá

Sin embargo, lo especial de la caravana de madres centroamericanas es que también es un espacio importante para el autocuidado colectivo a través de las fronteras. Ese concepto implica la autodefensa y la agencia política desplegada por quienes lo practican.  

Esto convierte a la caravana en un espacio donde, además del duelo, se cultiva el cuidado tanto personal como colectivo entre las madres que comparten el dolor y la indignación de no saber si sus hijos están vivos o muertos, y si aún viven, no saber qué es lo que están soportando.  Es un cuidado intencional, y una acción política, más allá de las fronteras que acuerpa puentes de solidaridad entre lo individual, comunal y transnacional.

Dos personas desaparecidas, de hecho, fueron encontradas y reunidas con sus familias durante la caravana de este año. Ambas habían estado encarceladas arbitrariamente durante años en Coatzacoalcos, en el sureste de México, y en Reynosa, cerca de la frontera México-Estados Unidos.

 

El autocuidado colectivo crea relaciones y comprensión que no se ven comúnmente en otros lugares, según Kata López, una trabajadora psicosocial de Guatemala que acompaña a las madres en plena búsqueda. 

La caravana, que se desarrolla durante dos semanas cada año, recibe mucha atención de los medios, dice; sin embargo, todo el trabajo que se realiza durante el resto del año es menos conocido.

Revelaciones de tres madres

Hablé a menudo con las tres coordinadoras de los comités nacionales de búsqueda: Eva de Honduras, Anita de El Salvador y María de Guatemala. Su búsqueda, junto con otras madres y familiares, es constante.

Todos los días sucede algo nuevo, mi teléfono nunca deja de sonar, dice Eva. Y cuanto más trabajamos, más casos de desaparecidos nos reportan. 

Esta es la “otra pandemia, menos conocida”, agrega María. 

Anita señala que el mundo solo tiene conocimiento de una pequeña fracción de las personas migrantes de origen centroamericano que desaparecen en México. 

Las tres madres coinciden en que su lucha es difícil, pero que no pueden ni quieren irse #HastaEncontrarles, hasta encontrar a sus hijos.

Es una causa que debería afectarnos como sociedad, dicen, ya que ilustra lo que tantas personas están experimentando mientras navegan en un mundo violento e injusto. 

Traducido al español por Xiomara Peraza.

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