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1. Panorama general y regional de las campañas electorales
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Elecciones en la Ciudad de México y su impacto en 2024

 
Ivonne Acuña Murillo

Universidad Iberoamericana

 

 

Este 6 de junio tendrá lugar la elección más grande en la historia de México. Se competirá por 20 mil 368 puestos de elección popular, entre ellos 15 gubernaturas: Baja California, Baja California Sur, Campeche, Chihuahua, Colima, Guerrero, Michoacán, Nayarit, Nuevo León, Querétaro, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tlaxcala, Zacatecas; 500 diputaciones federales: 300 por el principio de mayoría relativa y 200 por el de representación proporcional; mil 63 diputaciones en congresos locales y mil 926 ayuntamientos en 30 estados. Por supuesto, en la Ciudad de México (CDMX) se renovarán las 16 alcaldías y el Congreso local.

Pero, no son sólo estos puestos los que se juegan en esta elección intermedia. Una mirada más profunda permite observar los movimientos, que como en un tablero de ajedrez, hacen tanto la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum, como los grupos que tienen poder e injerencia en la capital del país.

Se podría pensar que no tiene relevancia, a nivel nacional, la manera en la que buscan posicionarse dichos grupos; sin embargo, basta recordar que la CDMX, antes Distrito Federal, nunca ha dejado de ser el asiento de los poderes federales y, dado el carácter centralista de la política mexicana, es el lugar desde donde se toma la gran mayoría de las decisiones en materia de ejercicio del poder, así la candidatura de un gobernador como la de un presidente municipal, más aún, la candidatura a la presidencia de la República.

En tiempos del gobierno priista, sabido era que si una persona residente en otra entidad federativa, quería ocupar algún puesto de elección popular en su propio estado natal, debía hacer política en la capital del país.

Dicha centralidad supuso que, desde 1928, quien habitaba en este territorio perdiera el derecho a elegir a quien habría de gobernarle pues, debido a su carácter federal, era el propio presidente de la República quien tenía la facultad de nombrar de manera directa al entonces llamado “regente” o “jefe de gobierno”. Fue gracias a la Reforma Político-Electoral de 1996, que se admitió la elección directa por voto universal, libre y secreto del jefe de Gobierno y de los titulares de las demarcaciones territoriales, conocidas como “Delegaciones”, que las y los habitantes de la capital pudieron ejercer, por fin, sus derechos políticos.

Como resultado de ello, desde 1997, con el triunfo del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano la hoy CDMX se convirtió en el bastión más importante de la izquierda política mexicana, primero del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y, desde 2015, de Morena. Además de ser el escaparate de quienes abrigan esperanzas de ocupar la silla presidencial, en especial de militantes de la izquierda política que desde ese año sentaron sus reales en la capital para, hasta ahora, no abandonarla, en función de la decisión de una ciudadanía progresista, harta de los excesos del PRI y la ineficacia del PAN.

No es trivial entonces que en una de las ciudades más grandes, densamente pobladas y complejas del mundo se tomen decisiones que afectarán al país entero. Es en este contexto, en el que los reacomodos en torno a las 16 alcaldías pueden considerarse como un paso previo a la competencia abierta por la candidatura del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) a la presidencia de la República.

En la elección intermedia de 2015, Morena se convirtió en primera fuerza política de la ciudad, sólo después de participar en su primera elección, quedándose con las delegaciones de Azcapotzalco, Cuauhtémoc, Tláhuac, Tlalpan y Xochimilco, desplazando al PRD, que hasta entonces había ocupado ese lugar.

En la elección federal de 2018, Morena amplió su influencia y control territorial, quedándose con 11 de las 16 alcaldías, sumando a las que ya tenía las de: Álvaro Obregón, Gustavo A. Madero, Iztacalco, Iztapalapa, Magdalena Contreras, y Miguel Hidalgo.

Ahora, nuevamente en una elección intermedia, la de 2021, Morena tiene la posibilidad de quedarse con aquellas alcaldías aún en manos del PRD, partido al que desfondó, a saber: Benito Juárez, Coyoacán, Milpa Alta y, de paso, arrebatarle Cuajimalpa al Partido Revolucionario Institucional (PRI).

Sabedores de la fuerza arrasadora de Morena, los partidos PRD, Partido Acción Nacional (PAN) y PRI, que forman la alianza “Va por la CDMX”, competirán con candidaturas comunes en 13 de las 16 alcaldías. En Iztacalco y Tláhuac solo van juntos PRI y PRD, y en Benito Juárez cada partido competirá con su propio candidato.

Asimismo, Morena formó alianza con el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) y el Partido del Trabajo (PT) para competir con candidatos en común por las alcaldías de Álvaro Obregón, Magdalena Contreras y Miguel Hidalgo. En el resto de las demarcaciones van con apuesta propia.

Se debe recordar que en esta elección tendrá lugar, por primera vez desde la Revolución de 1910, la reelección de alcaldes quienes competirán, con la anuencia de su partido, por continuar en su encargo otros tres años. Los alcaldes de Azcapotzalco, Iztapalapa, Miguel Hidalgo, Magdalena Contreras, Gustavo A. Madero, Iztacalco y Xochimilco pretenden seguir en su cargo.

Pero más allá de esto, lo verdaderamente relevante es que la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum y el grupo de René Bejarano y Dolores Padierna se repartieron 12 de las 16 candidaturas de Morena. Entre ambos bloques dejaron fuera al grupo del senador Ricardo Monreal Ávila.

Claudia Sheinbaum colocó a su gente para las candidaturas en 7 alcaldías: Clara Brugada para Iztapalapa, alcaldía que gobernó por el PRD de 2009 a 2012; Armando Quintero para Iztacalco; Víctor Hugo Romo para Miguel Hidalgo; Gabriela Osorio para Tlalpan; Patricia Ortiz para La Magdalena Contreras; Judith Vanegas Tapia para Milpa Alta y José Carlos Acosta para Xochimilco.

El grupo Bejarano-Padierna hizo lo propio en 5 alcaldías: Adriana Espinoza de los Monteros para Tláhuac; Eduardo Santillán, para Álvaro Obregón, Francisco Chíguil, para la reelección en Gustavo A. Madero, Carlos Castillo para Coyoacán, y Dolores Padierna para Cuauhtémoc, la joya de la corona, que ya gobernó de 2000 a 2003.

El resto de las candidaturas quedaron en manos de Marcelo Ebrard Casaubón, con Vidal Llerenas Morales en Azcapotzalco; Martí Batres Guadarrama, con Paula Soto Maldonado en Benito Juárez; Julio César Moreno Rivera con Evelyn Parra Álvarez en Venustiano Carranza; y Fernando José Aboitiz Saro con Evaristo Roberto Candia Ortega en Cuajimalpa.

Los otros espacios donde se juega la candidatura a la presidencia de la República por Morena son el propio partido y el Congreso de la Unión, donde Marcelo Ebrard Casaubón, actual secretario de Relaciones Exteriores y el senador Ricardo Monreal, respectivamente, mueven sus cartas de camino a la candidatura presidencial.

En la CDMX, no sólo las alcaldías son vitales para Sheinbaum; lo es también el Congreso de la CDMX, cuya mayoría le permitiría gobernar sin depender de la fuerza de las alcaldías y administrar a su conveniencia el presupuesto público, así como hacer avanzar cambios legales propicios a su proyecto de gobierno.

Sin embargo, la distribución de las alcaldías se relaciona directamente con los grupos que al interior de Morena han comenzado a disputarse la mejor posición para lograr la candidatura a la presidencia en las elecciones de 2024.

El grupo de Bertha Luján, los llamados “Puros”, al que pertenecen el diputado Porfirio Muñoz Ledo y Citlalli Hernández, secretaria general de Morena, que hasta donde se sabe apoya a Sheinbaum en su ambición por la silla presidencial; el grupo de Marcelo Ebrard, cuyo operador Mario Delgado Carrillo, es ahora el presidente nacional de Morena, y el grupo de Ricardo Monreal que de momento parece aliado a Mario Delgado, pero que seguramente está buscando posicionarse si no de camino a la presidencia de la República, sí al gobierno de la CDMX, como pretendió en 2018, para de ahí saltar a la silla presidencial en 2030.

En lo que respecta al grupo Padierna-Bejarano la pregunta es si el acuerdo para la repartición de candidaturas se mantendrá de camino a la candidatura presidencial o no.

En este sentido, se puede adelantar la hipótesis según la cual la fidelidad constante de este grupo hacia el actual presidente, Andrés Manuel López Obrador, les mantendrá atentos a la menor señal de apoyo a alguno de los tres presidenciables mencionados: Sheinbaum, Ebrard y Monreal, para enfilar sus esfuerzos en esa dirección.

Dicho así, se vuelve evidente que no se pueden leer los movimientos hechos en la CDMX por la propia jefa de gobierno, los Bejarano-Padierna, Ebrard y Monreal, sin tener como contexto la elección presidencial de 2024.

Al parecer, la estrategia de la jefa de gobierno hacia la presidencia camina en dos sentidos. Por un lado, un destacado desempeño al frente del gobierno, basado no sólo en la gestión oportuna de las necesidades y demandas de las y los capitalinos, una buena respuesta en términos de atención de la pandemia provocada por la enfermedad de Covid-19, tanto en materia sanitaria como económica, el cumplimiento de sus promesas de campaña en torno al uso de nuevas tecnologías en materia de movilidad, energía, administración pública, etcétera, así como una efectiva estrategia de comunicación política.

De manera relevante, la organización en la aplicación de la vacuna en contra del coronavirus se ha convertido en un modelo a seguir para otras entidades de la República, por su eficiencia y rapidez. Previo a dicha campaña, las diversas acciones tomadas en relación con la aplicación de pruebas rápidas en 117 Centros de Salud, 50 Macro quioscos y 33 Quioscos de la Salud, la atención y seguimiento a las personas detectadas con la enfermedad, así como la entrega de kits médicos alimentarios y económicos y de créditos a microempresas como apoyo por la contingencia sanitaria, entre otras acciones, han colocado a Claudia Sheinbaum entre los gobernadores mejor evaluados.

De acuerdo con datos de Consulta Mitofsky de marzo de 2021, la jefa de gobierno de la CDMX se coloca en cuarto lugar con un 60.1% de aprobación, después de Miguel Riquelme de Coahuila con 64%, Mauricio Vila de Yucatán con 69.3% y Quirino Ordaz de Sinaloa con 69.8%.

Para El Financiero Bloomberg, Sheinbaum tiene una aprobación mayor. En encuesta realizada los días 9 y 10 de abril, se encontró que el 71% de las personas encuestadas, 600 a decir de la empresa, dijo que aprueba la forma como Sheinbaum Pardo está haciendo su trabajo, mientras que solo el 55% opinó lo mismo del primer mandatario.

En cuanto a la desaprobación, 26 por ciento de los entrevistados calificó mal el desempeño de la jefa de Gobierno capitalino y el 43 por ciento consideró lo mismo del presidente.

El otro eje ha sido mantener bien aceitada su relación con el presidente de la República. Es evidente que Sheinbaum no pierde oportunidad para ofrecer su apoyo a López Obrador en temas que no necesariamente tienen que ver con su gestión de gobierno, como la reforma eléctrica y la revisión de los organismos autónomos, por ejemplo.

Lo anterior opera bien en un sistema presidencialista, en el cual el primer mandatario ha logrado una mayor concentración de poder que los presidentes que le antecedieron en los tres sexenios anteriores, gracias al gran apoyo popular con que ganó la elección de 2018 y que mantiene después de dos años de gobierno y en función de sus propias acciones.

De las tres personas consideradas presidenciables, Sheinbaum se encuentra en mejor posición, toda vez que operar como gobernante de la principal entidad federativa del país le sirve de vitrina, como ya se dijo, para saltar de ahí a la candidatura por la presidencia de la República.

No es así en el caso de Ebrard quien, a pesar de desempeñar un destacado papel como secretario de Relaciones Exteriores, especialmente en materia de vacunas y como representante del presidente en materia internacional, no tiene la misma libertad para competir en materia de aprobación y visibilidad con el primer mandatario, quien con seguridad y siguiendo la tradición, será el gran elector al momento de decidir quién será premiado o premiada con la anhelada candidatura.

Monreal, por su parte, es el peor situado de los tres, aunque como miembro del senado haya hecho un importante trabajo en materia de cabildeo y apoyo a las iniciativas presidenciales.

Para que el proyecto presidencial de Sheinbaum se consolide, necesita primero ganar las elecciones intermedias del 6 de junio, obteniendo la mayoría en el Congreso de la CDMX y el triunfo de su gente en las alcaldías mencionadas, sumar el apoyo del grupo Bejarano-Padierna, mantener el apoyo de “Los Puros” al interior de Morena, y seguir trabajando para impedir que los grupos de Ebrard y Monreal le resten influencia y poder en la CDMX.

Cabe concluir que los resultados electorales de la Ciudad de México impactarán de alguna manera en la decisión de quién podría ocupar la candidatura de Morena a la presidencia de la República en 2024.

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