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1. AMBIENTE POLÍTICO, ECONÓMICO Y ACCIONES CONTRA LA VIOLENCIA
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Transfuguismo partidista y comportamiento parlamentario en la primera mitad de la LXIV Legislatura de la Cámara de Diputados

 
Sergio A. Bárcena Juárez [1]

Director de Buró Parlamentario

Oscar Medina Llanos [2]

Analista de Buró Parlamentario

 

El triunfo de la coalición Juntos Haremos Historia (JHH) en la elección federal de 2018 fue contundente. Su candidato a la presidencia, Andrés Manuel López Obrador, obtuvo más del 50% de los votos efectivos. Además, esta alianza conformada por Morena, PES y PT, capturó la mayoría de los escaños en ambas cámaras del Congreso, rompiendo con ello una inercia de más de veinte años de gobiernos sin mayoría en nuestro país.

Importa resaltar que esta mayoría legislativa no fue del todo fiel al apoyo electoral que la ciudadanía concedió a las distintas opciones en contienda. Mientras 28.9 millones de mexicanos votaron por candidatos de partidos como PRI, PAN, PRD, MC, PVEM y PANAL para diputados federales, 24.5 millones expresaron su respaldo a la coalición JHH. Es decir, desde las boletas, la población mexicana buscó generar un contrapeso legislativo al presidente. No obstante, la voluntad mayoritaria que se expresó por un gobierno dividido, terminó viendo la conformación de un congreso unificado con mayoría absoluta para la coalición que ganó la Presidencia de la República. Dicha distorsión (atribuible entre otras cosas a la legislación electoral sobre coaliciones) sugiere un primer obstáculo a la representación democrática entendida como correspondencia entre el interés ciudadano electoralmente manifiesto, y la conformación del gobierno.

Además de esta desproporcionalidad en el voto, el transfuguismo partidista es otro factor que agudiza la discrepancia entre la voluntad popular y la configuración de los poderes públicos.

El 29 de agosto, el secretario general de la Cámara de Diputados anunció en sesión de apertura la conformación de la asamblea. Con respecto de los cómputos oficiales del INE, esta configuración incluía a 3 diputados tránsfugas: 2 del PAN y 1 del PRD que se declararon independientes.

Ya en funciones, un total de 25 diputados de la LXIV Legislatura ha migrado de partido o se han declarado independientes. La bancada del PRD ha sido la más mermada al perder 9 de sus 20 integrantes originales, mientras que el Grupo Parlamentario de Morena es el que más adiciones ha registrado entre sus filas con 11. Así, al término del segundo periodo ordinario de sesiones del segundo año de actividad legislativa (12 de diciembre de 2019) la oposición ha perdido 14 diputados, mientras que el gobierno ha ganado 11, lo que significa un incremento real en la presencia numérica de la coalición gobernante del 3% con respecto del total de la Cámara.

En términos de fuerza parlamentaria, los anteriores números podrían no parecer alarmantes, pero si consideramos que un diputado federal representa aproximadamente a 258 mil ciudadanos, tenemos que más de 6 millones de mexicanos, hoy están siendo representados por un legislador que defiende ideales y principios distintos a los que prometió defender en campaña.

Es cierto que, al ser ciudadanos, los diputados pueden tomar decisiones personales de afiliación política en absoluta libertad.

Bajo los principios de legítima búsqueda del propio interés y libertad de asociación política, el transfuguismo es una decisión personal incuestionable, que no debiera tener restricción alguna. No obstante, se debe tener en cuenta que nuestros diputados cumplen también el importante papel de representantes populares, mismo que los conmina (moral y constitucionalmente) a ver más allá de sus intereses personales, partidistas e incluso distritales. En tal sentido, el transfuguismo adquiere un semblante incompatible con el ideal democrático de mantener a los gobernantes cercanos al sentir popular manifiesto en las urnas.

Y es que cuando una persona vota por determinada opción, externa su simpatía por una estructura ideológica que defenderá cierto tipo de leyes y políticas públicas. Pero, si una mayoría de ciudadanos votan por A, y terminan siendo representados por B, la relación entre gobernados y representantes impone a los primeros el alto costo de ser receptores de políticas, leyes y decisiones que ellos no avalaron con su voto.

En teoría, el transfuguismo impone cargas a la representación política en tanto que desvía a los representados de los resultados políticos que imaginaron obtener al votar. Sin embargo, a nuestro parecer, para que el transfuguismo partidista tenga un efecto real sobre la representación política, son necesarias tres condiciones:

a) que existan diferencias en el comportamiento de los grupos parlamentarios al momento de proponer y decidir legislación,

b) que el comportamiento individual de los legisladores se vea sistemáticamente afectado por su afiliación partidaria, y

c) que estas dos diferencias afecten los resultados de las decisiones que se toman en el congreso.

Para conocer si estas condiciones se cumplen en la Cámara de Diputados y así poder afirmar que el transfuguismo de nuestros legisladores afecta la representación política (y a nosotros como ciudadanos), analizamos las 310 votaciones nominales registradas entre el 20 de septiembre de 2018 y el 12 de diciembre de 2019, periodo que comprende la primera mitad de labores parlamentarias de la LXIV Legislatura.

La primera condición, “que existan diferencias en el comportamiento de los grupos parlamentarios al momento de decidir legislación”, fue analizada a partir del método de escalamiento multidimensional colocando a los legisladores en puntos ideales a partir de matrices secuenciales de votación. El siguiente gráfico, realizado con el algoritmo Alpha-Nominate, muestra a cada uno de nuestros diputados en un punto ideal con base en su registro de votaciones comprobando la existencia de diferencias sustantivas entre partidos al momento de votar. Mientras los legisladores de la coalición en JHH (puntos púrpuras, marrones y morados) se concentran en la región centro-izquierda del mapa, los diputados del PAN y del PRI (puntos rojos y azules), ocupan espacios opuestos que no comparten ni entre ellos ni con los congresistas de la coalición gobernante. Finalmente, los diputados sin partido (puntos grises) se encuentran dispersos, votando algunos de manera similar a la coalición en el gobierno y otros cercanos a la postura opositora del PRD.

Gráfico 1. Mapa espacial de las votaciones en la Cámara de Diputados (LXIV Legislatura)

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Fuente: elaboración de los autores con datos de la Cámara de Diputados. Disponibles en http://www.diputados.gob.mx/Votaciones.htm

 

La segunda condición para que el transfuguismo aqueje a la representación: “el comportamiento individual de los legisladores se vea sistemáticamente afectado por su afiliación partidaria”, se puede comprobar con la proporción en que los diputados votan en el mismo sentido que el resto de su bancada. Este fenómeno se llama cohesión partidaria y se calcula mediante un índice llamado “Rice”, que estima el promedio de diferencias absolutas entre votos de legisladores de un mismo grupo parlamentario mediante la siguiente fórmula: RICEit=│FAVORit – CONTRAit │que va de “0” = división del grupo parlamentario a “1” absoluta cohesión.

En la siguiente tabla se muestran los valores promedio del índice Rice para cada grupo parlamentario de la LXIV Legislatura. Se advierte que nuestros diputados han votado en promedio 95.8% de las ocasiones en el mismo sentido que su bancada, por lo que su comportamiento individual -en lo que respecta a votaciones nominales plenarias- ha estado definido por su afiliación partidista.

 

 

Tabla 1. Índice Rice promedio por grupo parlamentario en la Cámara de Diputados (LXIV Legislatura)

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Fuente: elaboración de los autores con datos de la Cámara de Diputados. Disponibles en http://www.diputados.gob.mx/Votaciones.htm

 

Finalmente, para que el transfuguismo partidista trastoque a la representación política, es necesario que tanto la cohesión como las diferencias entre bancadas afecten la toma de decisiones parlamentarias. Con la conformación actual, la coalición JHH reúne el número suficiente de votos para modificar leyes secundarias y aprobar el presupuesto de egresos de la federación año con año (319 diputados), pero le faltan 12 congresistas para impulsar reformas constitucionales. Así, para llevar a cabo las 35 reformas constitucionales que hasta ahora se han aprobado, la coalición JHH ha tenido que establecer distintas alianzas de votación.

Tabla 2. Coaliciones ganadoras en reformas constitucionales votadas
en la Cámara de Diputados (LXIV Legislatura)

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Fuente: elaboración de los autores con datos de la Cámara de Diputados. Disponibles en http://www.diputados.gob.mx/Votaciones.htm

 

Como se observa en la tabla previa, de las reformas constitucionales hasta ahora aprobadas en la Cámara de Diputados, cerca de la mitad han contado con el aval de todos los grupos parlamentarios. Asimismo, el PVEM ha acompañado a la coalición JHH en el 100% de las votaciones de reforma constitucional. Del resto de los partidos opositores, el PRI es el que menos veces ha respaldado a JHH (51% de las ocasiones), mientras el PAN ha participado en el 71% de estas reformas, el PRD en 77% y MC en 80%. Así, a pesar de que JHH es una coalición que cuenta con una base estable y disciplinada de legisladores, ha tenido que coordinarse con otras fuerzas políticas para lograr la aprobación de sus proyectos legislativos. En tal sentido, se comprueba que el transfuguismo de los legisladores podría afectar los resultados de las decisiones políticas de nuestro país en tanto que JHH no legisla en solitario.

Con lo anterior hemos provisto evidencia empírica para afirmar que no todos los partidos votan en el mismo sentido (la etiqueta partidista sí importa), que los diputados tienden a votar en grupo y que, a pesar de haber una coalición mayoritaria en la cámara, ésta ha requerido del concurso de otras fuerzas políticas para tomar decisiones parlamentarias. Estas condiciones de competitividad, disciplina y coordinación, hacen que el trasfuguismo en la Cámara de Diputados sea un tema de primordial interés para México en tanto que tiene la potencialidad de producir resultados contrarios a los que varios millones de ciudadanos respaldaron con su voto.

La primacía de la libertad de asociación individual por encima del interés colectivo en las reglas del juego parlamentario indica que el trasfuguismo (motivado por la concurrencia de ciclos electorales locales con los mandatos de los diputados, acuerdos entre partidos y disconformidades ideológicas, organizacionales o políticas de los legisladores con sus partidos) se mantendrá como un síntoma de la asamblea y seguirá favoreciendo a la coalición en el gobierno que, como el resto de los partidos, tiene sus miras puestas en la elección intermedia de 2021. 

Entre las propuestas de la coalición JHH para consolidar su posición hacia 2021, destacan las reformas al sistema judicial, la regulación del sector financiero, modificaciones a las leyes electorales y reducción al financiamiento de partidos políticos, al consumo y regulación del cannabis, la regulación del outsourcing y modificaciones a las leyes sobre cambio climático y medio ambiente. Cabe resaltar que cerca del 60% de estos proyectos intentarían modificar la Constitución, por lo que se mantendrá la actual lógica de negociación y construcción de acuerdos selectivos con la oposición, haciendo de la Cámara de Diputados, la antesala para la contienda electoral que se avecina.

[1] Doctor en Ciencia Política por la UNAM. Investigador de la Escuela de Humanidades y Educación del Tecnológico de Monterrey.

[2] Egresado de la Licenciatura en Ciencia Política (UNAM).

Director de Buró Parlamentario

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