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1. Entidades federativas y la estrategia de vacunación contra Covid-19
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Vacunación contra el Covid-19 en Veracruz: escenificación y disputa

 
Víctor Manuel Andrade Guevara

Investigador del Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales de la Universidad Veracruzana

 

 

 

La puesta en escena de la vacunación contra el Covid-19 empezó en el país el 2 de diciembre del año pasado, cuando el gobierno federal, en voz sobre todo del secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, anunció que habían contratado la entrega de 34 millones de vacunas con la empresa farmacéutica Pfizer. De ahí en adelante, el discurso del gobierno federal giró en torno a la esperanza que generaba la cercana llegada de la vacuna para contener al virus, volver a la normalidad y empezar la recuperación de la economía. La mayoría de los medios de comunicación participaron de esta escenificación, al empezar a discutir acerca de la aplicación de la vacuna, sin que todavía se contase con ella.

Entretanto, el impacto del virus no cedía y se mantenían las tasas de contagio y de mortalidad, que se incrementaron luego de las fiestas de fin de año, incluso por arriba de los niveles que se habían tenido en el punto más alto a lo largo de 2020. La expectativa de la llegada de la vacuna opacaba parcialmente el daño que en el presente estaba ocasionando el coronavirus así como la forma en que lo estaba enfrentando el gobierno. Los partidos políticos y los gobiernos estatales se involucraron en el debate público, acerca de si podían ellos directamente adquirir y aplicar las vacunas que habían sido declaradas por el gobierno federal como de uso exclusivo. Así, lejos de discutir acerca de la disponibilidad real de las diferentes vacunas que estaban ya en la tercera fase de estudio, y la manera en que se podía implementar una vacunación más rápida y eficaz como parte de una política de Estado, a continuación se produjo una disputa mediática sobre el uso político de la vacunación.

Ante la impotencia de contener en el presente los daños ocasionados por el ataque del virus, dado que desde un principio se renunció a efectuar las acciones básicas para enfrentar una pandemia (detección, aislamiento, medidas de protección para quienes no han sido contagiados y, por último, atención hospitalaria), el gobierno federal recurría a un discurso centrado en el futuro. De esta manera, llamó la atención sobre las bondades que traería la vacunación. Y a pesar de haberse tomado las previsiones necesarias, no se consideró la existencia de factores ligados tanto a la producción de la vacuna como a políticas del mercado, que establecen la obligación de las empresas farmacéuticas de surtir en primer lugar a sus países de origen, por lo cual la vacuna no llegaría a otros países con la rapidez que se había supuesto. De esta forma, el canciller tuvo el mérito de haber buscado acuerdos para comprar vacunas con todos los productores que ofrecían alguna variedad; sin embargo, cuando esta pudo por fin producirse se destinó primero a los países ricos, dejando sólo una pequeña porción para los demás países, como el nuestro.

El día 23 de diciembre llegó el primer lote de vacunas de la firma Pfizer, que fue recibida con bombos y platillos, aunque sólo se tratara de 2,925 dosis. Los medios repetían una y otra vez las imágenes del avión y los contenedores en que llegaba la vacuna; con ello, se depositó en esta medida la esperanza de poder contener por fin al virus. Sin restar importancia al papel que puede jugar efectivamente la vacunación para contener la pandemia, se ha sobredimensionado su importancia, debido a que el gobierno federal depositó en esta acción su resto para tratar de acreditar una buena gestión, de cara al proceso electoral de junio próximo.

El día 23 de diciembre llegó el primer lote de vacunas de la firma Pfizer, que fue recibida con bombos y platillos, aunque sólo se tratara de 2,925 dosis. Los medios repetían una y otra vez las imágenes del avión y los contenedores en que llegaba la vacuna; con ello, se depositó en esta medida la esperanza de poder contener por fin al virus. Sin restar importancia al papel que puede jugar efectivamente la vacunación para contener la pandemia, se ha sobredimensionado su importancia, debido a que el gobierno federal depositó en esta acción su resto para tratar de acreditar una buena gestión, de cara al proceso electoral de junio próximo.

 

La narrativa federal se reproduce en Veracruz

En Veracruz, donde tenemos un gobierno morenista, la narrativa del gobierno federal se reprodujo en los mismos términos.

Desde el 15 de febrero el gobernador Cuitláhuac García Jiménez anunció la instalación de 66 puestos de vacunación en 18 regiones. Se disponía apenas de 63,310 vacunas Astra-Zéneca que serían aplicadas en los municipios de Acajete, Teocelo, Nanchital, Atoyac, Chacaltianguis, Otatitlán, Tuxtilla, Soteapan, Ignacio de la Llave, Vega de Alatorre, Coatzintla, Tlacotalpan, Platón Sánchez, Manlio Fabio Altamirano, Puente Nacional, Aquila y Omealca, la mayoría de ellos con población menor a los 50,000 habitantes (Sánchez M, Diario de Xalapa, 15/02/2021).

A las jornadas de vacunación se incorporaron estudiantes de la Universidad Veracruzana, así como los llamados servidores de la nación. En general, se notó disposición de la sociedad civil para vacunarse, participar y apoyar en el proceso, más allá del uso político que querían darle tanto el gobierno como los partidos de oposición.

Previamente, se había suministrado la vacuna a una pequeña parte del personal de salud en el estado, lo que generó molestias entre quienes no han tenido acceso, debido al desgaste que han tenido durante la pandemia. Algunos médicos a quienes les aplicaron la vacuna Pfizer, que fueron entrevistados para este artículo, se quejaban de que la vacuna les había generado reacción a varios de ellos, algunas fuertes, llegando a recomendar que no se la aplicaran.

En las ciudades más grandes se empezó a vacunar hasta el 9 de marzo, iniciando con el Puerto de Veracruz, donde en general transcurrieron bien las cosas, sin dejar de presentarse algunos incidentes, como la publicidad que llevó a cabo el dirigente de un partido local que se presentó a un módulo ofreciendo alimentos y bebidas a los adultos mayores, con su respectivo logo de partido.

Este municipio es el principal bastión del Partido Acción Nacional, razón por la cual, había una especial tensión en el ambiente, dado que inevitablemente el gobierno municipal y estatal tuvieron que coordinarse para algunos aspectos logísticos. Sin confirmar los hechos, el gobernador intentó aprovechar la oportunidad para desacreditar al presidente municipal, acusando a la suegra del edil de haberse valido de la influencia de su yerno para acceder a la vacuna sin cubrir los trámites obligatorios, cuestión que fue desmentida y provocó un fuerte enfrentamiento verbal entre ambos personajes. El lado positivo de las jornadas de vacunación en el puerto fue protagonizado por algunos ciudadanos, que ofrecieron alimentos a quienes iban a vacunarse, algunos de los cuales llegaron a formarse desde la noche previa. La población reconoció actitudes como la del dueño del café más famoso de Veracruz “La Parroquia”, quien ofreció café gratis a los adultos mayores, instalando en los módulos sus cafeterías ambulantes.

En Xalapa, la capital del estado, la vacunación tuvo lugar del 9 al 18 de marzo también, sin mayores incidentes. Los primeros días fue notoria cierta desorganización, reflejada en las largas filas que se hacían en los módulos para recibir la vacuna, en algunos casos, con el sol a plomo, pero pronto fue agilizada la atención, reduciendo el tiempo de espera. Una exploración en las redes sociales, particularmente Facebook, da cuenta de los comentarios positivos en general acerca de la atención, agradeciendo especialmente que les obsequiaran su imprescindible café con pan, mientras esperaban la media hora para valorar si no se presentaba alguna reacción. Algunas crónicas periodísticas presentan testimonios de quien pasó hasta siete horas en la fila hasta que le fue aplicada la vacuna, mientras otros señalaban que había sido en general muy eficiente. Alguna queja sobre una chica prepotente en un módulo, que exigía toda la documentación a adultos mayores que evidentemente cumplían la edad, señalamientos sobre los brigadistas de Morena que se colocaban cerca de los módulos para repartir su propaganda, fueron algunos de los incidentes reportados.

Como era de esperarse, los señalamientos a favor y en contra se distribuían de acuerdo a las preferencias políticas: quienes son simpatizantes de Morena ensalzaban la manera en que se estaba vacunando y quienes son de oposición resaltaban los errores, pero hubo gente, reconocida por su actitud crítica, que se mostró satisfecha en términos generales.

Lejos de mostrar miedo o escepticismo, la respuesta mayoritaria de la población fue acudir y exigir la vacuna, viéndolo como la única manera de resolver el problema de la pandemia, asumiendo la vacunación en algunos casos como un arma formidable para ganar la batalla al virus. Hubo una persona que llegó a vacunarse envuelto en una bandera nacional, expresando que era necesario enfrentar juntos al virus para volver a la normalidad.

El jueves 25 de marzo, el gobernador del estado informaba que se habían aplicado 78,000 vacunas en el puerto de Veracruz y se dejaron en reserva otras 8,410, mientras que en Xalapa se aplicaron 58,000 y se dejaron en reserva otras 8,000. También informaba que en la segunda fase, que comprendió la aplicación en 49 municipios, se había vacunado con la fórmula Astra-Zéneca al 100 por ciento de los adultos mayores; con la fórmula Pfizer se aplicaron 9,750 en el municipio de Cosoleacaque; con Sinovac se atendieron a 41 municipios con una dotación de 78,610 vacunas, con un avance del 72 por ciento en este caso, ya que se dispone de 108 mil vacunas (Montero, C. Al calor político, 25/03/2021).

Por su parte, el delegado federal Manuel Huerta informó que el próximo 29 de marzo empezarían a vacunar en el municipio de Coatepec, cercano a Xalapa, donde algunos ciudadanos se quejaron porque habían pospuesto dos veces la fecha de inicio. En otros municipios urbanos importantes como Córdoba empezaron el 26 de marzo, en Orizaba empezarían el 27 y en Coatzacoalcos se iniciaría el proceso también el 29 de marzo.

En un estado que hasta el 26 de marzo contaba con 57,302 contagiados por Covid-19 y 8,637 defunciones, se habían recibido hacia el 18 de ese mismo mes 302,175 vacunas, distribuidas en 79 municipios. De esta forma, Veracruz ha sido el cuarto estado con el mayor número de vacunas recibidas, sólo por detrás de la Ciudad de México, el Estado de México y Jalisco. Sin embargo, el número de adultos de 60 años o más en el estado de Veracruz es de 1,159,000; es decir, al terminar el mes de marzo se habrán vacunado poco más de 400 mil adultos mayores, que representan el 32 por ciento del total aproximadamente. Si bien es un avance considerable, no es para echar las campanas al vuelo. La escenificación montada por el gobierno y los medios, se puede convertir en una performance fallida si no se acelera el proceso. De los casi 22 millones de vacunas que se han recibido hasta el momento en el país, seguramente se dispondrá en Veracruz de unos dos millones en las próximas semanas cuya aplicación requerirá un esfuerzo logístico significativo, ya que faltan de atender algunas de las zonas más incomunicadas. Si el gobierno logra implementar con eficacia la vacunación para los menores de 60 años, para lo cual contará con una población decidida a apoyar, estará en condiciones de dejar entre los ciudadanos la impresión de un manejo eficiente de la pandemia, de cara a las elecciones de junio próximo. Esto, aunque el número de contagios y muertes no se reduzca o incluso se incremente, por el impacto que seguramente tendrán las vacaciones de Semana Santa.

 

Una desafortunada coincidencia: vacunación y elecciones

Es lamentable que el proceso de vacunación haya coincidido con el proceso electoral y sea usado, tanto por el gobierno como por la oposición, como un espacio de disputa. Unos, usando la vacuna como propaganda; otros, señalando los errores en la implementación, en lugar de asumir todos una actitud cooperativa ante un problema que es común y va más allá de las diferencias partidarias. En un estado donde 162 de los 212 municipios, son gobernados por los partidos de oposición, lo deseable sería un acuerdo entre todos los partidos. Este es el espíritu que guiaba la idea de establecer un pacto para la democracia y el respeto a las leyes electorales, para que no se utilice la vacunación como un medio de propaganda o se obstaculice su puesta en marcha. Pero el contexto parece volver imposible esta idea.

Como sabemos, el gobierno federal al igual que los gobiernos anteriores, utiliza sistemáticamente los programas de beneficio social para mantener una clientela. En este caso, especialmente a través de la estructura de los llamados “Servidores de la Nación”, cuyo status legal es muy incierto en el marco de la normatividad de la administración pública. Son  frecuentes los señalamientos del proselitismo que desarrollan estos jóvenes que visitan todos los domicilios y tratan de persuadir a los beneficiarios de la necesidad de votar por el partido en el poder, porque de lo contrario desaparecerían las becas “Benito Juárez” o las pensiones para los adultos mayores, exactamente de la misma manera en que lo hicieron el PRI y el PAN con los programas Oportunidades, Progresa o Prospera en su momento. En Veracruz además, se ha instalado un clima de polarización extrema, en el que el gobierno tiene una proclividad extrema para actuar al margen de la ley. Un caso que ilustra esta situación es la inclusión en el Código Penal del delito denominado “Ultrajes a la autoridad”, en su momento definido como inconstitucional por la Suprema Corte de Justicia, que sirvió como pretexto para encarcelar a un dirigente del PRD mientras, paradójicamente, el gobierno llamaba a firmar el pacto por la democracia.

De cara a estos problemas, que se intensificarán conforme avance el proceso de vacunación y se acerque el proceso electoral, sería importante que, con el propósito de ganar en eficiencia y en un blindaje ante el posible uso electoral, se asumiesen algunas medidas como las siguientes:

  1. Asignar la conducción del proceso de vacunación al personal de la Secretaría de Salud que tiene experiencia en la materia. En las jurisdicciones sanitarias se cuenta con personal especializado en epidemiología que no está siendo aprovechado adecuadamente, mientras se tiene que capacitar a quienes se ofrecen como voluntarios o a los servidores de la nación.
     

  2.  Concluir la vacunación entre el personal médico y paramédico, para que algunos de ellos puedan incorporarse a la vacunación de la población en general.
     

  3. Creación de comités ciudadanos autónomos, ya sea con la intervención del Instituto Nacional Electoral, o de manera autogestiva, para supervisar que no se use electoralmente la vacunación contra el Covid-19.
     

  4. Acompañar la vacunación de una información de mayor calidad, para evitar que la gente deje de tomar las medidas de cuidado, como el uso de cubre-bocas o guardar la sana distancia.

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