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4. La economía mexicana en perspectiva

Foto de Etiene Girandet vía Unsplash

Efecto del gasto público y de la política monetaria en el crecimiento económico: teoría contra evidencia

Christopher Cernichiaro Reyna

Posdoctorante del Programa en Estudios Sociales en la Línea de Economía Social, Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa 

13uam13@gmail.com

 

 

Resumen[1]

A nivel mundial, el gasto público y la política monetaria suelen incidir en el crecimiento económico. Sin embargo, en el caso mexicano el gasto público no lo impacta en absoluto y la política tiene un efecto limitado. La principal explicación del nulo impacto del gasto público es que la mayor parte es de tipo social y no productivo. Por otro lado, la influencia de la tasa de interés de política monetaria en el crecimiento económico es limitada, porque el consumo es poco reactivo a la tasa de interés nominal. El mensaje de este análisis es que incrementar el gasto público productivo, sin dejar de lado su componente social, tiene el potencial de complementar a la política monetaria para estimular la actividad económica, el empleo y los salarios.

 

Introducción

El Producto Interno Bruto (PIB) es la capacidad de producir bienes y servicios, de forma legal, en un territorio y periodo de tiempo determinados (Mankiw, 2017). La velocidad a la que crece el PIB se le denomina crecimiento económico[2] y, como destaca el Fondo Monetario Internacional (FMI) (2020), cuando es alto suele haber mayores niveles de empleo y de salarios, lo cual permite a las personas tener más recursos para satisfacer sus necesidades de educación, ocio, salud, entre otros beneficios.

El gobierno, a través de las instituciones públicas, puede aumentar el crecimiento económico en el corto plazo mediante el gasto público y la política monetaria. El gasto público son las erogaciones que hace el gobierno para comprar bienes o contratar servicios (Mankiw, 2017). Mientras que la política monetaria es la intervención en los mercados a través de la tasa de interés nominal[3] (Clarida et al., 2017).

El objetivo de este documento es explicar, al público en general, la manera en que el gasto público y la política monetaria pueden estimular al crecimiento económico; por qué es importante para las personas; así como si la evidencia empírica coincide con la teoría.

Para conseguirlo, primero se expone esta relación desde una perspectiva teórica y, después, la evidencia internacional para países de ingreso alto y medio, así como para el caso mexicano.

 
¿Qué dice la teoría?

El modelo teórico de Galí et al. (2007)[4] se ha usado como referencia para estudiar el impacto de la política monetaria y del gasto público en etapas de estabilidad y de recesión económica en diversos países (Di Pietro et al., 2020; Guerrieri et al., 2022). En esta economía teórica coexisten: 1)

consumidores previsores (consumen, ahorran e invierten) y otros no-previsores que consumen todo su ingreso; 2) empresas que tienen información imperfecta de qué pasa en los mercados y cambian sus precios para obtener más beneficios económicos; 3) una autoridad monetaria (banco central) que quiere estabilizar los precios; 4) y una autoridad fiscal que recauda recursos y después los gasta.

En este contexto teórico, el gasto público y la política monetaria estimulan el crecimiento económico de la siguiente forma:

  1. Si asumimos un incremento (exógeno[5]) del gasto público: primero, sube la demanda agregada y las empresas reaccionan aumentando la producción, pero, para lograrlo, necesitan contratar más trabajadores y para convencerlos les ofrecen salarios más altos[6]. Dado que subieron el empleo y el ingreso, los consumidores previsores consumen una parte de ese ingreso adicional, otra la invierten y el resto la ahorran; mientras que los hogares no-previsores consumen todo el ingreso extra. Así, vuelve a aumentar la demanda agregada e incentiva (otra vez) a las empresas a elevar su producción. De esta forma, el gasto público genera crecimiento económico.
     

  2. Si asumimos una reducción (exógena) de la tasa de interés de política monetaria: El consumo aumenta porque los hogares previsores tienen menos incentivos para ahorrar y prefieren consumirlo. La inversión se incrementa porque los préstamos son más baratos y los consumidores previsores deciden usarlos para adquirir bienes de inversión. Así, sube la demanda agregada y las empresas responden elevando la producción. Por lo tanto, aumenta el crecimiento económico de corto plazo.
     

 
Evidencia empírica: casos internacionales y el mexicano

En países de ingreso alto el aumento del gasto público y la reducción de la tasa de interés de política monetaria se relacionan con mayor crecimiento económico. En países como Estados Unidos, Australia y Suecia el aumento del gasto público y la política monetaria han estimulado la actividad económica durante diversos lapsos que van desde mediados del siglo XX hasta antes del inicio de la pandemia por Covid-19 (Corsetti y Müller,2015; Liu, 2021; Yang, 2021; Ankargren y Shahnazarian, 2019; Inchauspe, 2021).

Incluso durante la pandemia, ambas políticas económicas incentivaron la recuperación económica mediante el estímulo al consumo en Estados Unidos, Canadá e Italia (Di Pietro et al., 2020; Azad et al., 2021; Tauber y Van Zandweghe, 2021). Aunque también es cierto que existen investigaciones que arguyen lo contrario. Por ejemplo, Afonso y Gonçalves (2020) afirman que la tasa de interés de política monetaria no estimula el crecimiento económico en Estados Unidos ni en la Zona Euro.

En países de ingreso medio, la mayoría de la evidencia consultada señala que el gasto público incentiva el crecimiento económico, pero los gobiernos tienen menos recursos para lograrlo. En la India y Ghana se verifica un impacto positivo del gasto público en el crecimiento económico y en otros indicadores (por ejemplo, en menos pobreza). Sin embargo, durante la pandemia la falta de recursos públicos restringió su capacidad de respuesta (Jose et al., 2020; Dzigbede y Pathak, 2020).

En México, el gasto público y la tasa de interés nominal son dos historias distintas. Por un lado, no se verifica una relación entre gasto público y crecimiento económico. La mayoría de las investigaciones referenciadas del caso mexicano no encuentran que el gasto público lo incentive. Una de las principales explicaciones es que la mayor parte del gasto es social y no productivo y que se destina poco presupuesto para satisfacer muchos objetivos (Rodríguez, 2009; Arreola and Ríos, 2012; Andres et al., 2021).

Por otra parte, diversas investigaciones reportan que la tasa de interés de política monetaria sí incide en el crecimiento económico de corto plazo (Cermeño et al., 2012; Loría y Ramírez, 2009; 2011). No obstante, Ros (2015) explica que este efecto es limitado, si bien la inversión responde a los cambios de la tasa de interés nominal, advierte que el consumo no es muy sensible, lo que limita su capacidad para influir en el crecimiento económico.

 

Implicaciones de política económica en México

La mayoría de los casos mexicanos analizados afirma que no existe un impacto del gasto público en el crecimiento económico, se argumenta que ello es así porque la política fiscal sigue metas redistributivas y no productivas. Si bien es necesario que se procuren las necesidades de las personas de menor ingreso en el país, también es cierto que estimular la actividad económica se relaciona con mayores posibilidades de que las personas satisfagan sus necesidades. Por lo tanto, ejercer gasto público que, sin olvidar la parte social, complemente a la política monetaria monetaria y juntas estimulen el crecimiento económico, mejorará la calidad de vida de las personas a través de mayor empleo y salarios más altos.

 

Bibliografía:

Afonso, A., & Gonçalves, L. (2020). The policy mix in the US and EMU: Evidence en a SVAR analysis. The North American Journal of Economics and Finance, 51, 100840.

 

Andrés-Rosales, R., Quintana-Romero, L., de Jesús-Almonte, L., & del Río, M. D. L. C. (2021). Spatial spillovers of economic growth and public spending in Mexico: Evidence from a SpVAR model, 1999–2019. Economic Analysis and Policy, 71, 660-673.

 

Ankargren, S. and Shahnazarian, H. (2019) : The interaction between fiscal and monetary policies: Evidence from Sweden, Sveriges Riksbank Working Paper Series, No. 365, Sveriges Riksbank, Stockholm.

 

Arreola, J. M., y Bolívar, H. R. (2012). Gasto público, permanencia en el poder y crecimiento económico. Studies of Applied Economics, 30(1), ág-363.

 

Azad, F., Serletis, A., y Xu, L. (2021). Covid-19 and monetary–fiscal policy interactions in Canada. The Quarterly Review of Economics and Finance, 81, 376-384.

 

Banco de México (2022). Instrumentos de política monetaria. Disponible aquí.

 

Bhattarai, S., Lee, J. W., y Yang, C. (2021). Redistribution and the monetary–fiscal policy mix.

Clarida, R., Gali, J., y Gertler, M. (1999). The science of monetary policy: a new Keynesian perspective. Journal of economic literature, 37(4), 1661-1707.

 

Corsetti, G., y Müller, G. J. (2015). Fiscal multipliers: lessons from the great recession for small open economies. Finanspolitiska rådet.

 

Di Pietro, M., Marattin, L., y Minetti, R. (2020). Fiscal policies amid a pandemic: the response of Italy to the COVID-19 crisis. National Tax Journal, 73(3), 927-950.r

 

Dzigbede, D., y Pathak, R. (2020). COVID-19 economic shocks and fiscal policy options for Ghana. Journal of Public Budgeting, Accounting and Financial Management.

 

FMI (2020). GDP: An Economy’s All. Disponible aquí.

 

Guerrieri, V., Lorenzoni, G., Straub, L., y Werning, I. (2022). Macroeconomic implications of COVID-19: Can negative supply shocks cause demand shortages? American Economic Review, 112(5), 1437-74.

 

Inchauspe, J. (2021): Fiscal policy dynamics under a consolidation constraint: evidence from a sign-restricted SVAR with orthogonalized business cycle and monetary policy for Australia, Applied Economics, DOI: 10.1080/00036846.2021.1893894

 

Jose, J., Mishra, P., y Pathak, R. (2020). Fiscal and monetary response to the COVID-19 pandemic in India. Journal of Public Budgeting, Accounting & Financial Management.

 

Loría, E., y Ramírez, J. (2009). Determinantes del crecimiento del producto y del desempleo en México, 1985.1-2008.4. EconoQuantum, 5(1), 79─101.

Loria, E., y Ramírez, J. (2011). Inflation, Monetary Policy and Economic Growth in Mexico. An Inverse Causation, 1970-2009. “Scientific Research Publishing”, 2(5), pp. 834-845.

 

Liu, X. (2021). On fiscal y monetary policy-induced macroeconomic volatility dynamics. Journal of Economic Dynamics and Control, 127, 104123. doi:10.1016/j.jedc.2021.104123 

 

Mankiw, N. G. (2017). Principios de Economía. Cengage Learning. ISBN: 978-607-526-214-7.

 

Rodríguez, O. J. C. (2009). Poverty reduction approaches in Mexico since 1950: Public spending for social programs and economic competitiveness programs. Journal of Business Ethics, 88, 269-281.

 

Tauber, K., y Van Zandweghe, W. (2021). Why Has Durable Goods Spending Been So Strong during the COVID-19 Pandemic?. Economic Commentary, (2021-16).

Notas:

[1] Este artículo se elabora en el marco de la investigación posdoctoral, financiada por el Conacyt, “Efectos de la política monetaria y fiscal en el crecimiento económico de México durante 2002 y 2022”. 

[2] Este documento aborda el crecimiento económico de corto plazo (también llamado ciclo económico), que responde a cambios en el gasto público y la tasa de interés. Por otro lado, el crecimiento económico de largo plazo es determinado por cambios tecnológicos, educación, entre otras variables.

[3] En el caso mexicano el Banco central tiene diversos instrumentos: las operaciones de mercado abierto, las facilidades de liquidez y la tasa de interés interbancaria o a un día (Banco de México 2022).

[4] Es importante mencionar que este no es el único marco teórico para estudiar la incidencia del gasto público y de la política monetaria en el crecimiento económico de corto plazo, pero que sí es uno de los principales para hacerlo.

[5] Un “cambio exógeno” es uno que el modelo teórico NO explica cómo sucede, pero sí explica cómo impacta a la economía teórica. Por ejemplo, si asumimos que hay una reducción exógena de la demanda debido a una pandemia; el modelo NO explica por qué sucede la pandemia, pero sí como la economía reacciona a la caída repentina de la demanda agregada.

[6] Aunque en el modelo de Galí et al., (2007) los salarios son negociados con un sindicato.

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