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ÍNDICE 145

3. Asuntos económicos de relevancia nacional e internacional

Una de las filtraciones de Guacamaya: la confrontación tecnológica entre Estados Unidos y China

Saúl Escobar Toledo

 

Según un reportaje del Washington Post, publicado el 21 de octubre de este año, 2022, el gobierno de EU descubrió “una amenaza a su seguridad nacional al otro lado de la frontera sur” al encontrar que el gobierno mexicano se preparaba para comprar cientos de millones de dólares de equipos chinos para escanear los productos que pasan por las aduanas fronterizas. Estos aparatos sirven para inspeccionar vehículos y contenedores de carga marítima y terrestre, tratando de encontrar droga, explosivos y mercancía ilícita.

La nota del diario agregaba que las autoridades aduaneras de México transportaron nueve escáneres de la marca Nuctech a diversas instalaciones aduaneras, incluyendo las que se localizan en Mexicali, Sonoyta y Ciudad Juárez. Otros podrían instalarse en el aeropuerto Felipe Ángeles, en la refinería Dos Bocas, en otros 11 puertos marítimos, y en varios puntos más de la frontera con EU. Los contratos de México con esas compañías chinas costarían cientos de millones de dólares. 

La oficina de Seguridad Interior de EU (Department of Homeland Security) publicó en 2020, un reporte en el que señalaba que Nuctech trabajaba para el gobierno chino fabricando sistemas de monitoreo (screening and detection). Según esta oficina, durante un tiempo fue encabezada por Hu Haifeng, hijo del ex presidente de ese país, Hu Jintao.  Los gobiernos de Taiwán y Namibia han encontrado que funcionarios de ese consorcio estuvieron envueltos en casos de corrupción para trata de vender esos equipos.

Las leyes de Estados Unidos no permiten a las agencias gubernamentales adquirir aparatos de Nuctech, respondiendo a las presiones de las compañías estadounidenses que fabrican equipos similares, las cuales desean en parte conservar su mercado, pero también debido a que consideran que hay peligros para su seguridad y privacidad. Según el informe de Washington, estos sistemas de escaneo requieren contratos de servicio y mantenimiento que comprometen a largo plazo a los usuarios con los fabricantes. Si México decide trabajar con las compañías chinas, “ello sería muy negativo para el comercio y la seguridad de Estados Unidos”, ya que darían acceso a ese país asiático de información acerca de las mercancías que entran a EU.

También según el diario estadounidense, en mayo de este año, el embajador de EU en México escribió una carta al secretario de relaciones exteriores de nuestro país para persuadirlo de no comprar esos aparatos. Salazar afirmaba, en esa misiva, que la cooperación bilateral entre ambas naciones “podría ponerse en riesgo por el uso de equipos no confiables”. Por su parte, funcionarios del gobierno mexicano afirmaron que “no podían descalificar a ninguna compañía sólo por su origen nacional” y que esos equipos benefician a México, se ajustan a las leyes mexicanas, y tienen un precio más bajo que las de sus competidoras estadounidenses (Washington Post, 21 de octubre de 2022).

Hay que advertir, que toda esta información, publicada por el Post, se obtuvo de las filtraciones de documentos de la SEDENA realizadas, presuntamente, por el colectivo Guacamaya. Hasta ahora, no ha habido ninguna declaración oficial por parte de ambos gobiernos en torno a este asunto. No sabemos si México ha aceptado las objeciones de Estados Unidos.

Esta filtración podría no tener tanta importancia y reducirse a un conflicto de intereses relativamente menor. Sin embargo, revela un asunto trascendental para el mundo: el conflicto entre Estados Unidos y China ha adquirido una dimensión muy preocupante.

Y es que resulta que, en el mes de octubre de este año, el gobierno de Estados Unidos decidió tomar un conjunto de medidas que, según diversos analistas, buscan “aniquilar” la industria china de alta tecnología. De acuerdo con el análisis de Noah Smith, profesor de economía de la Universidad de Michigan, estas disposiciones incluyen:

  1. Prohibir las exportaciones al país asiático de chips especializados para la inteligencia artificial;
     

  2. Restringir la exportación de equipos para manufacturar semiconductores;
     

  3. Prohibir, con base en una nueva lista, a las compañías chinas que no tenga una licencia especial otorgada por el gobierno, comprar productos elaborados en EU. (Noah Smith, 16 de octubre de 2022)
     

Estas acciones fueron descritas como una “guerra económica” por Smith quien apuntó que el interés principal de estas restricciones no consiste en proteger la industria de EU o detener la fuga de propiedad intelectual a países o compañías competidoras. Su propósito radica en ahogar la industria china de semiconductores para tratar de retrasar su autosuficiencia tecnológica. Funcionarios del gobierno de EU han señalado que las flamantes restricciones son necesarias para detener a su rival asiático e impedir que se convierta cada vez más en una amenaza económica y militar.

La nota publicada por Smith subraya que China importa muchos chips para computadoras que son cruciales para muchas cosas, incluyendo su uso militar.  Desde hace dos o tres años, esa nación se ha embarcado en un esfuerzo notable para construir una industria local de chips que pueda rivalizar a la de EU. Los técnicos chinos han declarado que tienen confianza de que su país podrá lograr esa autosuficiencia a corto plazo e incluso convertirse en el líder mundial de la inteligencia artificial en 2030. En el Congreso del Partido Comunista de China que se celebró a mediados de octubre, Xi Jinping llamó a redoblar esfuerzos para “ganar la batalla de las tecnologías estratégicas”. (Chris Anstey, 04 de noviembre de 2022)

Sin embargo, ese país todavía importa una gran cantidad de chips de computadora, provenientes de EU, Corea del Sur, Taiwán y Japón. Por ello, la reacción del gobierno a las restricciones de Biden fueron muy fuertes. El diario “Global Times” las señaló como un “ataque salvaje al libre comercio” y advirtió que habría consecuencias para EU. Luego añadió, en su editorial, que “sólo personas arrogantes e ignorantes pueden suponer que EU puede bloquear el desarrollo chino de semiconductores u otras tecnologías por estos medios ilegítimos… podrá haber algunas dificultades para la industria de semiconductores china, pero ello nos hará más fuertes y capaces para desarrollar nuestra ciencia y tecnología”. Gu Wenjun, director de la investigación de chips en China escribió, en un comentario: “No hay posibilidades de una reconciliación”. (citado por Bloomberg News, 10 de octubre de 2022)

Hay que advertir, además, como señala Smith, que para fabricar chips de tecnología avanzada se requiere el conocimiento (know how) y el equipo especializado para ello. El conocimiento descansa sobre todo en las cabezas de los ingenieros que laboran para las compañías que fabrican esas refacciones. Ahora, los controles a la exportación dictados por el gobierno de EU contienen también una regla específica que prohíbe a ciudadanos estadounidense trabajar en la industria de semiconductores de China.

No solo ingenieros: además, se necesitan equipos avanzados.  Éstos provienen en su mayoría de EU, pero no exclusivamente. Por lo tanto, Washington tendría que convencer a compañías de otros países de retirarse del mercado chino, como en el caso de las holandesas, lo que parecía muy difícil. Sin embargo, las nuevas restricciones dictadas por Biden podrían tener un mayor efecto: los gobiernos y compañías del mundo se están dando cuenta que el orden global está cambiando de manera acelerada. (Noah Smith)

Por su parte Yglesias, un periodista especializado en asuntos económicos egresado de Harvard destaca que se trata de un cambio radical en la estrategia de la potencia norteamericana.  El gobierno de Trump habló mucho, pero hizo poco ya que se concentró en aplicar tarifas arancelarias y no en restricciones como las de Biden, las cuales reflejan una estrategia completamente distinta. 

La administración de Obama apostó a la idea, heredada de Bush y Clinton, de que el comercio abierto con China sería mutuamente beneficioso. En el año 2000, el Congreso de EU aprobó un conjunto de leyes para normalizar las relaciones comerciales entre ambos países y abrió el camino para que el gigante asiático ingresara a la Organización Mundial del Comercio (OMC) y se integrara al sistema económico mundial dominado plenamente, en esas décadas, por Washington. En ese momento, se pensaba que las relaciones comerciales entre ambos países servirían para intercambiar “ideas, valores y cultura”. El presidente Clinton avaló la legislación con optimismo afirmando que la apertura de los mercados de China “acelerará la revolución de la información en ese país, dándole a su pueblo un mayor acceso al conocimiento…. Ello, fortalecerá a aquellos que, en esa nación, luchan por estándares laborales decentes, un medio ambiente más sano, los derechos humanos, y el imperio de la ley”. (Yglesias, 26 de octubre de 2022)

En el segundo periodo de Obama, la estrategia del libre comercio cambió hacia el Tratado Transpacífico con la idea de formar un bloque contra China, pero luego Hilary Clinton y Trump se opusieron durante sus campañas presidenciales y la iniciativa se congeló en el Congreso. Finalmente, ya con el magnate republicano en el poder ejecutivo, la Unión Americana quedó fuera de ese bloque.

Durante varias décadas, las compañías estadounidenses volcaron sus inversiones y su comercio hacia ese país y fueron un factor determinante para engrandecer su poder económico y geoestratégico. China se convirtió en la “fábrica mundial”. Su producción industrial ya es equivalente a la de EU y Europa juntos. (Smith)

Ahora en cambio, el gobierno de Biden, al observar el progreso de aquel país, se apresuró a poner en práctica una estrategia más dura con esta “guerra de los chips”. Según Yglesias, tratar de frenar el crecimiento de China, “estrangulando” un segmento muy importante de la industria tecnológica, propiciará un “peligroso conflicto”. Opina, además, que las medidas tomadas por Biden pueden resultar poco efectivas por lo que sugiere que una estrategia distinta: fortalecer la economía y el nivel de vida de los estadunidenses (principalmente, su educación), y abrir las puertas a los migrantes para tener una fuerza de trabajo más joven y fuerte. (Yglesias)

Por lo pronto, dice Smith, hablar de una “guerra económica” no puede tomarse como una exageración o una frase retórica. El objetivo de EU consiste en derrumbar la industria china de semiconductores para obstaculizar su autosuficiencia tecnológica. Estamos hablando, agrega, de un verdadero cambio del orden económico global. Un regreso a las estrategias de la Guerra Fría, cuando EU y sus aliados trataron de limitar sus exportaciones al bloque soviético. (Smith)

En resumen, la confrontación tecnológica entre ambos países se está agudizando. Mientras no pase de sanciones comerciales, todavía hay lugar para la esperanza de que se pueda llegar a acuerdos que satisfagan a ambas partes, o por lo menos impidan choques militares directos o indirectos (guerras proxy). Sin embargo, el conflicto armado en Europa y el panorama económico mundial, no abonan a la creación de un contexto favorable para la cooperación mundial. Aún así, la sociedad y los gobiernos no involucrados deben seguir llamando a la paz y el diálogo.

La tecnología ha sido, desde hace siglos, pero sobre todo desde la Revolución Industrial, un factor determinante para la hegemonía de las potencias a nivel planetario. Hoy, con mayor razón, en vista de los rápidos avances de las últimas décadas, los cuales han aumentado la productividad de las empresas; han integrado con mayor fuerza al mundo en redes comerciales y financieras; y han dado lugar a la expansión de un puñado de corporaciones, en extremo poderosas e influyentes en todo el orbe, como las cinco “Big Tech”: Apple, Alphabet, Amazon, Microsoft y Meta.

En estas condiciones, México necesita, independientemente del conflicto entre las dos grandes potencias, aunque aprovechando las condiciones disponibles, diseñar su futuro tomando en cuenta la necesidad de incorporar de manera creativa las nuevas tecnologías. Ello requiere pensar en una política industrial; una estrategia de educación y capacitación de la fuerza de trabajo; y un desarrollo propio en materia de investigación científica y técnica.

saulescobar.blogspot.com

 

Fuentes:

Bloomberg News, 10 de octubre de 2022. En https://www.bloomberg.com/news

Anstey, Chris, Nota publicada en Bloomberg, 04 de noviembre de 2022.

Sieff, Kevin, and Nick Miroff , “U.S. urges Mexico not to buy Chinese scanners for the border,” Washington Post, October 21, 2022.

Smith, Noah, “Biden declares economic war on the Chinese semiconductor industry,” 16 de octubre de 2022,  en : noahpinion@substack.com.

Yglesias, Matthew, “Joe Biden’s economic war on China needs a bigger strategy”,  26 de octubre de 2022, en:  matthewyglesias@substack.com

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