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1.    Elementos para entender el ataque de Rusia a Ucrania
 
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Foto de Samuel Jerónimo vía Unsplash

¿Asedio de la OTAN a Rusia o pretextos para consolidar un régimen cuestionado?

 
Edmé Domínguez Reyes

Escuela de Estudios Globales, Universidad de Gotermburgo, Suecia

 

En una de las películas que se acaban de presentar en el festival internacional de cine de Gotemburgo en Suecia, se narra el viaje en tren de una finlandesa de Moscú a Murmansk, un viaje de dos-tres días a través de los bosques nevados hasta alcanzar el círculo polar ártico. Lo interesante de la película es como se presenta la realidad social de las poblaciones recorridas en el viaje, pueblos o pequeñas ciudades en total decadencia, semiabandonadas con habitantes ya de la 3ª edad alcoholizados. Uno de los protagonistas de la película es un joven ruso que también viaja en el tren rumbo a su trabajo en una mina en Murmansk. Su comportamiento confirma los estereotipos, borracho y machista, sin ilusiones sobre el futuro. ¿Es ésta la Rusia a la que Putin pretende devolverle el estatuto de gran potencia?

Sí y no. Rusia, como Unión Soviética, era considerada una superpotencia, al nivel de Estados Unidos, hasta el final de la guerra fría y el desmantelamiento de la URSS en 1991. Las causas de este desmantelamiento han sido objeto de numerosos análisis entre los que resalta el de Manuel Castells (Castells 2010) que analiza cómo el estatismo industrial soviético había entrado en una crisis irreversible al contrastar con el avance tecnológico norteamericano al que ya no podía alcanzar.

Sí y no. Rusia, como Unión Soviética, era considerada una superpotencia, al nivel de Estados Unidos, hasta el final de la guerra fría y el desmantelamiento de la URSS en 1991. Las causas de este desmantelamiento han sido objeto de numerosos análisis entre los que resalta el de Manuel Castells (Castells 2010) que analiza cómo el estatismo industrial soviético había entrado en una crisis irreversible al contrastar con el avance tecnológico norteamericano al que ya no podía alcanzar.

Es decir, el desmantelamiento del sistema socialista soviético comenzó décadas antes de 1991, producto de los muchos errores de sus líderes, pero también como el bienestar social general no eran sino palabras retóricas, carentes de contenido. Eso sí, el nivel educativo científico y artístico era alto aunque no así el desarrollo tecnológico, trabado por un sistema cerrado en sí mismo. El fin del sistema soviético significó una transformación brutal con el mayor robo en la historia de la humanidad, como mi viejo maestro Kiva Majdanik solía describirlo, al privatizarse toda la economía y propiedad estatal que fue a dar a las manos de la ambiciosa y rapaz oligarquía rusa que hoy por hoy domina el país con Putin a su cabeza. Pero esta privatización, dentro de la estrategia de la salvaje reestructuración neoliberal, también significó una pauperización generalizada de la población que sufrió  todo tipo de carencias durante la década de los 90s. Esta primera década del nuevo estado fue clave en su desarrollo posterior.  Fue entonces cuando los poderes occidentales pudieron haber llevado a cabo una política de ayuda coordinada, tipo Plan Marshall para crear las condiciones que le permitieran acceder a una verdadera democratización, en lugar de dejar todo a las fuerzas del mercado, a las fuerzas de la rapaz oligarquía naciente y las diferentes mafias. Por su parte, una gran parte de la intelectualidad, de las capas más altas de científicos y artistas, crecidos y educados dentro del sistema soviético, emigraron en cuanto pudieron hacerlo, mermando también así las condiciones necesarias para una recuperación económica y política de tipo de democrático.

 

 

Desmantelamiento del sistema soviético y crecimiento de la OTAN

 

Desmantelado el sistema soviético y su sombrilla protectora, el Pacto de Varsovia, con el fin de la guerra fría, hubiera cabido esperar que también su contraparte, la OTAN, desapareciera. Pero lejos de desmantelarse y sin creerse mucho que ‘el fin de la historia’ hubiera llegado, la OTAN siguió creciendo y expandiéndose  no solo hacia el círculo de los países, considerados por la antigua URSS como parte su cordón de seguridad, la Europa del este, sino también hacia las antiguas repúblicas soviéticas  que, traumatizadas por la experiencia de ocupación  rusa, ansiaban garantías de protección occidental. Tal fue el caso de los países bálticos. El que se firmara o acordara verbalmente entre Gorbachev (y después Yeltsin) con el presidente norteamericano en turno que la OTAN no se expandiría dentro de estas regiones, como lo argumenta Putin actualmente, carece de importancia. Lo importante es constatar que la OTAN siguió existiendo y expandiéndose en zonas tan sensibles a los intereses rusos sin tomar en cuenta las posibles repercusiones con un gobierno cada vez más autoritario y revanchista como el ruso actual.

Recordemos que ya desde la época zarista, Rusia se rodeó de regiones conquistadas al este y al oeste (por ejemplo los Balcanes) en una lógica defensiva reforzada por la invasión napoleonica de principios del siglo 19. La Unión Soviética volvería a experimentar ese trauma de asedio por la invasión alemana durante la 2ª Guerra Mundial por lo que no es de extrañar las exigencias estalinistas de finales de esa guerra en cuanto a exigir un cordón de Estados amigos en Europa del este, un colchón de seguridad.

Las reacciones de Putin a la expansión de la OTAN se basan en estos traumas históricos y le sirven de perfecta excusa para legitimar un nacionalismo defensivo y un régimen debilitado por tanta represión interna. Pero la estrategia de Putin no es solo defensiva, se trata de recuperar el status de gran potencia que le fue arrebatado al caer la Unión Soviética. Sin embargo, no se trata de recuperar a todas las repúblicas independizadas después del desmantelamiento soviético. Eso, lo sabe muy bien el liderazgo ruso, es irrealista. Pero en el caso de Ucrania, se hace alusión a herencias históricas, a la fuente de la tradición y esencia rusa con la fundación del primer Estado ruso, Kievan Rus en el año 980. Esta lógica rechaza la inviolabilidad de la soberanía de ciertos Estados postsovieticos  por lo que se sigue considerando a Ucrania, y de paso a Bielorrusia, como parte de la tradición y familia rusa.

Dentro de esta argumentación no sería  difícil que se optara por el reconocimiento de las repúblicas autoproclamadas de Donetz y Lugansk en la parte este de Ucrania, para luego justificar su anexión aduciendo que se trata de una respuesta a las demandas mismas de la población local, la cual ya ha recibido pasaportes rusos regalados por Putin como parte de su apoyo ’moral’ a sus demandas en contra de Kiev. La justificación sería la misma que cuando la anexión de Crimea aunque el costo esta vez sea mucho mayor. Pero ¿qué tan alto es este costo?

Costos de la invasión rusa a Ucrania

 

Aparte del congelamiento de cuentas y propiedades de los oligarcas rusos en Europa, sobre todo en Gran Bretana, se ha hablado de parar la convertibilidad del rublo, de bloquear las transacciones de los bonos de deuda rusa y de detener las exportaciones de productos tecnológicos con componentes norteamericanos, lo que afectaría a las industrias de aviación, energética y de armamento y por supuesto a la de consumo. También se ha hablado de imponer un bloqueo del Swift utilizado en pagos interbancarios y por último se debate el futuro del gasoducto Nord Stream 2, proyecto particularmente defendido por Alemania. Pero muchas de estas medidas también afectarían a los intereses europeos debido a las transacciones y empresas que trabajan en o venden a Rusia, además de que es Rusia quien surte del 40-50% del gas utilizado en la Unión Europea y dadas las enormes alzas en el precio de la electricidad que se han sufrido en Europa en los últimos meses,  sería muy aventurado arriesgar una interrupción de este aprovisionamiento a mitad del invierno. Las promesas norteamericanas de apoyar con entregas de gas propio o de sus aliados, por ejemplo Qatar, no parecen amortiguar estos riesgos. Y claro está, un alto a las exportaciones de gas a Europa  también afectarían la economía rusa pero, ¿hasta qué punto?

Rusia ha venido sufriendo sanciones desde su ocupación de Crimea en 2014. Pero estas sanciones la han obligado a hacerse menos dependiente de los capitales y tecnología occidentales. A nivel tecnológico han desarrollado productos propios o han sido apoyados por China. El gobierno ruso ha insistido en que la oligarquía rusa debe repatriar sus capitales invertidos fuera para hacerlos menos vulnerables. Parte de las ganancias de la exportación de petróleo y gas han ido a un fondo que ya acumula 190 billones de dólares, sus reservas en oro y divisas ya alcanzan 620 billones de dólares (entre las más altas del mundo) y su deuda pública llega apenas al 20% de su PNB (en comparación, en  Estados Unidos era del 134% en 2020,  en México del 60% y en Suecia del 40%) (Financial Times Febrero 2, 2022). Además, sus balances presupuestales son positivos y sus cifras macroeconómicas son sumamente buenas (Radio nacional sueca P1).

Nuevas sanciones también dispararían  el precio del petróleo, lo que favorecería a su economía aunque ésta se viera afectada por un alto a sus exportaciones de gas a Europa. Por otro lado, si bien el crecimiento de su economía es sumamente débil, de solo 1% en los últimos años, al parecer este crecimiento no es una prioridad para Putin. De manera que se podría decir que Rusia está preparada para recibir nuevas sanciones. Pero ¿realmente lo está? ¿Qué hay detrás de estos indicadores macroeconómicos?

Más allá de los indicadores macroeconómicos de Rusia

Los ingresos en términos reales han venido cayendo en Rusia desde 2013 y 13 % de la población se cuenta bajo la línea de pobreza (con menos de 172 dólares al mes) aunque es un 27% de la población  que se autopercibe como pobre (Financial Times, Febrero 22, 2022). En 2017 se subió la edad de pensión en 5 años y aumento el impuesto al valor agregado (IVA) del 18-20% lo que ha contribuido a un alza en el costo de la vida.  47 millones de rusos no tienen acceso a agua caliente, 29 millones no cuentan con agua corriente y 22 millones carecen de calefacción central en un país azotado por fuertes inviernos al menos de 6-7 meses al ano (Robert E Beris, NTI). De hecho, solo el 62% de la población cuenta con todas las comodidades del promedio europeo occidental. Aunque el desempleo urbano es muy bajo, 3.8%, el desempleo en la Rusia rural fluctúa entre el 33 y el 55%  lo que se refleja en más de 20,000 pueblos totalmente abandonados y otros 36,000 con menos de 10 residentes en c/u de ellos (Robert E Beris, NTI).

Naturalmente, la mayoría de estas poblaciones no cuentan ni con tiendas de alimentación ni con servicios médicos. La Rusia rural vive un sentimiento de total abandono como se reflejaba en la película que mencioné al principio. En sondeos llevados a cabo por el centro Levada en 2019 se encontró que 53% de los entrevistados en el rango de edad 18-24 años quería emigrar lo que apunta a un incremento del 16 % en 5 meses y es el más alto medido desde 2009. En la brecha de edad de 25-39 años era el 30% el que quería emigrar (Robert E Beris, NTI).  Lo que estas cifras reflejan es un deterioro del gasto e inversión social posiblemente generado por políticas de austeridad para alcanzar las cifras macroeconómicas mas arriba mencionadas.

Es en este contexto que hay que analizar la nueva estrategia de seguridad nacional rusa publicada en julio de 2021 (Daniel Pasquier 2021). Se trata de la quinta publicada desde 1997, un documento revisado cada 6 años por los poderes públicos con la dirección del presidente de la federación rusa.  La visión que se da en este documento es la de un mundo caótico, con nuevas estructuras regionales que amenazan los órdenes establecidos, con sociedades transnacionales que tratan de debilitar el rol de los estados  mientras las potencias tradicionales tratan de preservar su hegemonía y los organismos internacionales se debilitan.

También se identifican a fuerzas destructivas que desde el extranjero tratan de explotar las dificultades socio-económicas, conflictos inter-étnicos, o inter-religiosos internos además de manipular las esferas de la información. Estas fuerzas, según este documento, ya sea gobiernos hostiles u ONG, tratan de crear enfrentamientos al interior de la sociedad rusa, radicalizando sus movimientos de protesta, introduciendo ‘valores, orientaciones o creencias’ que van en contradicción con los valores morales, espirituales, históricos y culturales de Rusia, además de tratar de re-escribir o falsificar su historia  y presentarla como una potencia injerencista en los asuntos internos de otros estados. En este contexto, según esta estrategia, Rusia tiene que estar  en guardia frente a sus enemigos y a la expansión de las fuerzas de la OTAN.

Es notable que el 70% del documento está consagrado a las debilidades internas del país. Esto parece ser un reflejo de las estadísticas más arriba presentadas. En efecto, dentro de las medidas recomendadas por el documento, aparte de las defensivas a nivel militar y tecnológico  se enfatiza aquellas destinadas a fortalecer a la sociedad rusa. Se recomienda reforzar la lucha contra la corrupción y la criminalidad y adoptar políticas económicas nacionalistas y proteccionistas. Entre ellas están la modernización de las industrias nacionales, la mejora en infraestructuras, la disminución de la dependencia de capitales y mercados mundiales, la des-dolarizacion del mercado interno así como el  incremento de la producción y el consumo de productos rusos.

Otro punto de preocupación es el desarrollo de políticas de educación e inversión social aparte de la disminución de diferencias en el desarrollo regional dentro de la federación. Al parecer, el presupuesto 2022 trata de reflejar estas preocupaciones priorizando con un 24,6 % los gastos en salud, educación, seguridad social y desarrollo regional aparte de la estabilización del rublo (Andrei Makarov 2021).

A nivel externo, la estrategia menciona también a los socios prioritarios de Rusia entre los que se encuentran, aparte de la India y China, los países de la comunidad de Estados independientes (CEI: Armenia, Azerbaiyán, Bieolorrusia, Kazajistán, Kirguistán, Moldavia, Tayikistán, Uzbekistán), la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (Armenia, Bieolorrusia, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán), los de la Organización de Cooperación de Shanghai (China, Tayikistán, Kirguistán, India, Pakistán, Irán) y los miembros de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). Se nota pues un verdadero acercamiento a la región asiática. En cambio la Unión Europea es totalmente ignorada, no se la nombra ni una sola vez (Daniel Pasquier 2021).

A la luz de la estrategia de seguridad nacional arriba mencionada no es de extrañar que la política interna de represión a la oposición se ha intensificado en los últimos años, abarcando incluso a las ONG de derechos humanos, con miras a eliminar toda crítica, pero también toda organización sospechosa de ‘manipular la opinión interna’ o ‘cuestionar los valores rusos tradicionales’. De ahí que las denuncias de Navalny y su grupo sobre la enorme corrupción existente tengan que ser eliminadas a toda costa.

Reflexión final

 

Aunque no haya una fuerza de oposición unificada y suficientemente popular que pudiera ser una alternativa al liderazgo de Putin, el régimen tiene miedo. El triunfo de una verdadera democratización en países como Ucrania o Belarus sería la peor amenaza para Putin. Y ¿qué mejor oportunidad de cerrar filas que las supuestas causas de amenaza? Esto le ofrece además a Rusia, la oportunidad de reivindicar sus estatus de gran potencia, perdido desde 1991.Y la expansión de la OTAN a gran parte de las antiguas repúblicas soviéticas es la excusa perfecta.

De manera que la solución a esta crisis no será fácil. Aunque se pare la ofensiva rusa actual, la paz positiva, la estructural, a largo plazo pasa por un lado, por una democratización rusa, una refundación del estado autoritario pero por la otra por el desmantelamiento de estructuras militaristas como la OTAN que mas que solucionar conflictos bélicos los pueden provocar.

 

*Este artículo fue enviado el 15 de febrero de 2022 (unos días antes de la entrada de tropas rusas a Ucrania).

 

Bibliografia

Robert E Beris Jr (July 13, 2021) “Civil Society in Russia: Its Role under an Authoritarian Regime, Part II: Russian Society Today: Life, Opinions, Nostalgia”.  Paper, NTI (nuclear Threat Initiative). https://www.nti.org/analysis/articles/civil-society-russia-its-role-under-authoritarian-regime-part-ii-russian-society-today-life-opinions-nostalgia/     Recuperado el 2 de febrero 2022.

 

Castells, M. (2010), “The Crisis of Industrial Statism  and the Collapse of the Soviet Union”.  En  End of the Millenium, Information Age: Economy, Society and Culture. Vol 3 de la trilogia. cap. 1, Oxford: Blackwell.

 

Daniel Pasquier,(2021). Russie: les inflexions de la nouvelle strategie de sécurité nationale. Regards sur l’Est. Publicada 22-11-2021.

 

Financial Times Editorial, Febrero 2 2022

 

Financial Times Editorial, Febrero 22, 2022

 

Discurso de Andreï Makarov, presidente de la Comisión presupiestaria de la Douma  NTV/Segodnia, 28 octubre 2021.

 

Sveriges Radio P1 (Radio Nacional sueca P1) Ekonomieko extra Sabado enero 29, 2022.

La derogación de la figura del diputado migrante envía un mensaje desalentador e implica, en los hechos, la negación de los derechos a un sector importante del país. Solo son bienvenidas sus remesas y otras contribuciones en el campo de la educación y la cultura, pero se les niegan sus derechos, ampliamente reclamados, para participar en la tomas de decisiones sobre el rumbo de las políticas públicas en México.

Frente a esta triste historia, no queda más que mantener la lucha y rechazar este retroceso, este golpe a la democracia en la Ciudad de México, que excluye e impide el goce pleno de los derechos a una parte de sus ciudadanos

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