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2. Economía, inversión y empleo
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Foto de Carl Campbell en Unsplash

2021: perspectivas inciertas del empleo y su recuperación

 
Saúl Escobar Toledo

Instituto Nacional de Antropología e Historia

 

 

Después de la gran disrupción del año pasado causada por la pandemia, el inicio del 2021 no parece anunciar, desgraciadamente, mejores noticias para diversas partes del mundo, incluyendo a nuestro país. Por un lado, el COVID-19 sigue causando graves daños a la población: el número de personas contagiadas y fallecidas no cede y es posible que esta tendencia se alargue algunos meses. Las fiestas de fin de año, la permisividad oficial y la lentitud de la distribución de las vacunas han provocado mayores estragos, particularmente en América, Europa y partes de Asia como la India. Se ha hecho necesario, de nueva cuenta, redoblar las medidas preventivas: nuevos confinamientos y el cese de muchas actividades económicas y escolares.

 

Pandemia y economía

Es muy probable que los contagios vayan descendiendo durante el año gracias a las reclusiones y a un mayor número de población vacunada, pero eso no significa que la crisis haya quedado resuelta.

Hay que subrayar que, cuando se habla de recuperación, esta debe medirse con base en los indicadores que realmente importan: disminución de las personas enfermas; aumento del número y la calidad del empleo; y un sistema productivo más dinámico y sustentable.

Todo lo demás, como la deuda, las finanzas públicas, la paridad de las monedas, y los mercados bursátiles, deben verse como asuntos secundarios o meros instrumentos para reparar los daños y construir un mejor futuro.

De otra manera, puede haber un regreso simulado a la normalidad, recuperando aparentemente lo perdido cuando en realidad estaremos retrocediendo pues habrá mayor pobreza, desigualdad, contaminación y una menor capacidad para prevenir y enfrentar nuevas catástrofes.

En el caso de México, se calcula que la caída del PIB en 2020 será cercana al 9% mientras que este año el crecimiento alcanzará apenas un 3%. El panorama del empleo es más sombrío. Para ilustrarlo, revisamos la encuesta del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) con datos actualizados a diciembre del año pasado (INEGI, 2021).

Según esos datos, alrededor de 12 millones de personas dejaron de trabajar en abril de 2020. Muchos han vuelto a laborar paulatinamente; sin embargo, el daño no fue remediado y esa afectación a la economía de las familias ha provocado una mayor pobreza en amplios sectores de la población.

Todavía en diciembre de 2020, 2.5 millones de personas que trabajaban cuando se decretó el primer gran confinamiento, no han vuelto a incorporarse a alguna actividad que les brinde ingresos.

La existencia de un sector informal muy amplio, sin acceso a seguridad social y, por lo tanto, muy vulnerable, explica la ocurrencia de un fuerte impacto regresivo en la calidad de vida de un gran número de hogares. Unos dos millones de personas que laboraban en estas condiciones se mantienen inactivos, en su gran mayoría mujeres.

Además, los empleos formales también fueron afectados ya que muchos trabajadores fueron despedidos; otros conservaron su empleo, pero sufrieron una importante merma en sus ingresos, debido a la reducción de horas laboradas o a que fueron enviados a sus casas con la modalidad de vacaciones no pagadas, o licencias médicas con salarios menores. El desempleo abierto aumentó de diciembre 2019 a diciembre 2020 del 2.9 al 3.8%, sumando 2.1 millones de personas. Por edades, la población más afectada fue la que se ubica entre los 25 y 44 años  y la perdurabilidad de la desocupación ha sido mayor que en otras ocasiones (la que rebasa los tres meses pasó del 14.8 al 28.4%).

Mayor preocupación causa el hecho de que las personas que trabajan una jornada más corta y están subocupadas, sumaron 7.5 millones en diciembre y pasaron del 7 al 14.2 % del total de ocupados de un año al otro. A ellos hay que agregar los “ausentes con vínculo laboral” que aumentaron del 1.5 al 2.5% de diciembre 2019 a diciembre 2020. El efecto de estas medidas fue más severo, debido a la ausencia de un seguro de desempleo en nuestro país.

Otro fenómeno destacable que arrojó esta crisis fue la enorme cantidad de personas que se quedaron sin trabajo y dejaron de buscarlo. Técnicamente dejaron de formar parte de la PEA (Población Económicamente Activa) y se sumaron a la Población Económicamente Inactiva (PEI). Se presentó un extraño fenómeno: la PEA se redujo. Todavía en diciembre ésta era menor que hace un año (cayó del 60.2 al 56.4%)

De ahí que, según la encuesta del INEGI, la población que no tiene trabajo ni está buscando uno, pero manifestó que necesita trabajar y podría hacerlo si se le ofreciera una oportunidad, es decir, la PEI disponible sumaba 9.4 millones de personas en diciembre del año pasado, otra vez, sobre todo mujeres (5.5 millones de mujeres, frente a 4 millones de hombres).

México ha tenido una tasa de participación femenina en la PEA particularmente baja (41.4%) no sólo comparada con la participación masculina (73,2%) sino también en comparación a otros países. Como resultado de la crisis, las mujeres resultaron todavía más afectadas. Esto último se debe a que ellas habían tenido en los últimos años una mayor participación relativa en los sectores que fueron impactados severamente por los efectos de la pandemia: el servicio doméstico, restaurantes y hoteles, comercio. Y de igual manera, por la prevalencia de una cultura machista que las ha confinado a cuidar a los enfermos, a los niños sin escuela, a los ancianos, así como a las tareas hogareñas.

La crisis causó otra manifestación novedosa: el trabajo asalariado se contrajo menos que el que se realiza por cuenta propia pues este último implica, frecuentemente, un contacto presencial. Los trabajadores asalariados se redujeron en casi 14% en el segundo trimestre de 2020, en tanto que los que laboraban por cuenta propia representaron una caída de 30.9%. Este descenso se ha revertido, pero a costa de una mayor exposición de los trabajadores informales al contagio, lo que explicaría en parte el crecimiento del número de enfermos y fallecimientos.

En fin, el colapso de la ocupación provocó una reclusión forzada de la población que no tiene trabajo ni lo busca, aunque lo necesita; y un mayor número de desocupados abiertos, subocupados, y ausentes de su centro de trabajo.

 

Recuperación del empleo y la salud, reto del gobierno en el contexto de la pandemia 

Para lograr una recuperación de los empleos, se debe actuar en varios frentes. No basta con la campaña de vacunación anunciada, si no se mejora la capacidad hospitalaria y la atención sanitaria de primer nivel. Una nueva economía debe conducirnos a la producción de energías más limpias y otras medidas que reduzcan la contaminación e inyecten vitalidad a nuevas ramas productivas. No se puede confiar en que el Tratado con los Estados Unidos de América y Canadá (T-MEC) y las obras de infraestructura en curso, le den el impulso necesario al crecimiento económico y a la creación de fuentes de trabajo si al mismo tiempo no se legisla en materia de seguro de desempleo, subcontratación, plataformas digitales y programas que apoyen a las familias especialmente a aquellas que viven de la economía informal.

Hasta ahora, las políticas del gobierno federal se han reducido a mantener los programas sociales creados en 2019, pero no se ha propuesto ninguno para apoyar a los trabajadores afectados de distintas maneras. Los apoyos a las micro, pequeñas y medianas empresas fueron muy reducidos. Los aumentos al salario mínimo han sido positivos; sin embargo, este año las negociaciones contractuales se verán complicadas por la amenaza de los despidos o recortes de personal y la subcontratación. Además, el gobierno eligió poner en práctica una política de austeridad que complica la capacidad y el uso de los recursos de la administración pública, para el manejo de la situación.

El pasado 19 de enero, la Secretaria de Economía, Tatiana Clouthier, anunció los nuevos ejes de trabajo de su administración para buscar, dijo, un crecimiento en el país. Su visión parece estar basada en el cambio tecnológico y la promoción de las exportaciones. También habló de “lograr estímulos fiscales con la Secretaria de Hacienda y con el Congreso y el Senado (sic) para poder ver qué mecanismos vamos a utilizar para poder incentivar el crecimiento de la nación” (Secretaría de Economía, 2021). En concreto, sólo mencionó la existencia de un presupuesto para 60 mil créditos para microempresas, aunque no dijo de qué monto y a qué plazos. Habrá que recordar que las unidades económicas en las que laboran hasta 5 trabajadores suman 4 millones y emplean a alrededor de 8 millones de personas (INEGI, 2019).

La recuperación no será resultado, únicamente, de las fuerzas del mercado. No lo ha sido en el pasado y no lo será esta vez. Un estudio de la CEPAL-OIT, elaborado a fines del año pasado, subrayaba que: “La crisis sanitaria ha puesto de manifiesto la importancia de contar con un sector público fuerte y eficiente, con capacidad de reaccionar rápidamente ante choques que acarrean fuertes impactos económicos y sociales” (CEPAL/OIT 2020).

Una política económica fuerte y eficiente estuvo ausente el año pasado y la historia puede repetirse este 2021. Si el gobierno de la República no hace un esfuerzo mayor, la crisis puede prolongarse indefinidamente. Se requiere que las instituciones del Estado mexicano redoblen sus esfuerzos, lo hagan pronto y con un proyecto comprensible de recuperación que hoy no existe. Con la participación de la sociedad es posible construirlo, pero se requiere la voluntad política de todos los actores responsables, bajo la conducción del gobierno de la República.

saulescobar.blogspot.com

Referencias

Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)/Organización Internacional del Trabajo (OIT), “La dinámica laboral en una crisis de características inéditas: desafíos de política”, Coyuntura Laboral en América Latina y el Caribe, N.º 23 (LC/TS.2020/128), Santiago, 2020 (disponible en https://www.cepal.org/es)

INEGI, “Resultados de la encuesta nacional de ocupación y empleo (nueva edición) (ENOEN)”. Cifras oportunas de diciembre de 2020. Comunicado de prensa núm. 20/21; 21 de enero de 2021 (disponible en https://www.inegi.org.mx)

INEGI, Censos Económicos 2019. Resultados oportunos. México, 2019 (disponible en https://www.inegi.org.mx)

Secretaría de Economía, Comunicación social. Mensaje de la secretaria de Economía, Tatiana Clouthier Carrillo, en reunión con reporteros de la fuente. Ciudad de México, 19 de enero de 2021 (disponible en https://www.gob.mx/se)

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